Los vascos: Precursores de la viticultura chilena
Palmira Oyanguren M.
La mayoría de las principales exportadoras chilenas de vinos tienen una historia de más de un siglo y están vinculadas a una tradición familiar. En 1830, como consecuencia de un acelerado desarrollo económico derivado de la minería, se formaron sólidas fortunas que dieron origen a una suerte de aristocracia chilena, en su mayoría vascos o descendientes de ellos. Esta clase adinerada buscó su prestigio, a través, de la producción de selectos vinos...
Cabe preguntarse por qué Chile, un pequeño país en el confín de Sudamérica, ha tenido en las últimas décadas una gran reputación nacional e internacional en la producción de vinos de alta calidad.
Además de las razones ecológicas que privilegian el territorio para el cultivo de la vid, existen fundamentos históricos que determinan tempranamente a Chile como un país con vocación vitivinícola. A partir de la segunda mitad del siglo XIX comienzan a utilizarse las cepas francesas, que reemplazarán gradualmente a la cepa País y se inicia el proceso de fundación de los grandes viñedos de la región central. Es aquí donde empieza la fuerte influencia de las familias vascas. Don Silvestre Ochagavía Echazarreta trae personalmente desde Francia, en 1851, las más destacadas variedades viníferas francesas, como el Cabernet Sauvignon, Cot (Malbec), Merlot, Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Chardonnay, Semillón y Riesling. Aquella primera 'importación' constituye la actual base de la producción vitivinícola nacional. El mayor mérito de Ochagavía no fue sólo introducir las cepas en su propiedad de Talagante, sino también la contratación de enólogos franceses. La idea contagió a otros productores, y a finales de siglo había en Chile varios técnicos europeos.
Vascos unidos por el vino
A Silvestre Ochagavía se suman otros nombres los que, durante los siglos XIX y XX, se consolidaron como los precursores de la viticultura chilena del siglo XXI.
Pocos viñedos son tan antiguos como lo que ocupan actualmente la Viña Los Vascos. Ya en 1750, Miguel Echenique, había plantado vides en la región de Colchagua. Se trata de una de las familias fundadoras de la tradición vitivinícola chilena y ese sello determinará de manera inconfundible tanto el espíritu y el estilo de la viña, como la calidad de sus vinos. Si bien las siguientes generaciones explotaron las vides en esta tierra del Valle Central, sólo sería con los actuales propietarios cuando alcanzarían la reconocida excelencia que ostentan actualmente. Jorge Eyzaguirre y María Ignacia Echenique, a partir de 1978, imprimen a la viña un nuevo impulso modernizador, orientado específicamente a la obtención de vinos finos. Ya en 1987 los vinos de la Viña Los Vascos, se encuentran en los mercados internacionales alcanzando un creciente prestigio.
Por cosas del destino, Don José Tomás Urmeneta, luego de hallar una riquísima veta de cobre, se convirtió en el personaje más rico de Chile. El hombre de negocios compra la hacienda donde se formaría la Viña Urmeneta, en 1860. Se plantaron 115.000 cepas francesas, que producían vinos y aguardiente, lo que equivale aproximadamente a 50 hectáreas plantadas. La producción anual era de 2.000 a 3.000 arrobas de vino, más de 100 de chicha y 45 de aguardiente, que se vendían en Santiago y Valparaíso.
Otro vasco, Maximiano Errázuriz Valdivieso, hijo del tercer matrimonio de don Francisco Javier Errázuriz Aldunate y de Doña Rosario Valdivieso Zañartu se casa con Amalia, hija de don José Tomás Urmeneta. En 1870, siguiendo el ejemplo de su suegro, decide iniciar la plantación de viñedos en Panquehue, localidad ubicada al norte de Santiago, en el valle de Aconcagua. A diferencia de otras familias que formaron viñedos en las cercanías de Santiago, él prefiere un lugar más alejado de la capital, siguiendo su vocación de pionero. Don Maximiano alcanzó a plantar 300 hectáreas en Panquehue. Posteriormente, su hijo Rafael las aumentó a 700 hectáreas de cepajes finos, siendo la plantación de vides más extensa del mundo en manos de un sólo propietario. En 1883 se radica definitivamente en su fundo, junto a sus viñedos, hasta el fin de sus días. Luego su hijo, Rafael Errázuriz Urmeneta, seguiría la tradición de su padre.
Grandes vinos, grandes familias
Francisco Undurraga Vicuña, crea la Viña Undurraga, ubicada al final del valle del Maipo, vecina al pueblo de Talagante, en 1885, año en que don Francisco trae las primeras cepas desde Francia y Alemania. A diferencia de otros viñateros de la época, la fortuna de don Francisco no proviene de las riquezas de la plata o del salitre, sino de la agricultura, como su esposa, Ana Fernández Iñiguez, cuya familia poseía vastas tierras en la región. Como muchos notables de la época, don Francisco quiso también incursionar en la viticultura de cepas francesas imprimiendo un sello inconfundible a una de las viñas que, en la actualidad, se encuentran entre las más importantes del país. Desde el parque de la viña, diseñado por un arquitecto francés hasta el más mínimo detalle de las bodegas, construidas en 1890, obedecieron al mismo espíritu perfeccionista, esteticista, y aún obsesivo. Esto queda retratado en el largo viaje que don Francisco debió hacer desde Alemania trayendo en tubos de plomo, especialmente construidos para ese efecto y debidamente refrigerados, las cepas Reisling compradas en Coblemza, Colonia y Frankfurt. Ya en 1903, la Viña Undurraga realiza sus primeras exportaciones a los Estado Unidos, campo en el cual será una de las viñas pioneras.
Viña Errázuriz - Panquehue.
Hoy, luego de más de un siglo de historia, todas las viñas antes mencionadas siguen vigentes y marcando pautas. La Viña Errázuriz, aunque no pertenezca a la familia, sigue comercializando internacionalmente -con el apellido en la etiqueta-, vinos con un prestigio que ha logrado imponerse en los más exigentes mercados del mundo exportando más del 50% de su producción a Europa. Por su parte, la Viña Undurraga, siempre en manos de la familia, con 300 hectáreas de viñas propias -150 de las cuales se encuentran en la región de Talagante, y 150 en la región de Palmilla, Colchagua- se ha convertido en uno de los principales productores y exportadores del país. Pedro Undurraga construyó en sus plantaciones de vides una reproducción exacta del caserío familiar, al que llamó Peru Etxea. Pasados los años, se le dio el mismo nombre al cognac fabricado en sus bodegas.
Finalmente Viña Los Vascos, socia de Domaines Barons Rothschild (Chateau Lafite-Rothschild) de Francia, exporta la casi totalidad de su producción de dos millones de botellas anuales. Entre sus crecientes mercados destacan los Estados Unidos, Europa, países Asiáticos, además de buena parte de Sudamérica y México.
A mediados del siglo XIX, la filoxera barrió con todo el cepaje fino de Europa, mientras que Chile, por su ubicación geográfica, quedó exenta de dicho insecto. Esto permitió que las cepas traídas por aquellos vascos, volvieran al Viejo Continente para reconstruir las mutiladas vides, lo que los convirtió, sin ellos pensarlo, en los padres de las actuales finas cepas francesas.
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