El vasco, Andrés Antonio de Gorbea y Gancedo (1792-1852): Precursor de las matemáticas modernas en Chile
Palmira OYANGUREN
Como tantos personajes que marcaron la historia de Chile, el alavés Andrés Antonio de Gorbea es uno más de los que no han quedado registrados en la memoria colectiva de Euskadi. En el siguiente artículo, se pretende rescatar la vida y obra de un vasco que llegó a estas lejanas tierras atraído por el proyecto de cimentar un estado libre, a través de la luz del conocimiento.
Gorbea fue un actor relevante del tiempo que le tocó vivir, participando de hechos que marcaron la historia de Euskadi y Chile. Liberal por convicción, peleó contra el imperialista Napoleón, defendió la Constitución de las Cortes de Cádiz y con el retorno de Fernando VII, debió dejar su tierra natal, abandonando la ilusión de crear un cambio político. En Chile, a diferencia de España, la invasión napoleónica trajo como consecuencia final una liberación de la monarquía y la formación de una República. Éste es el Chile que recibe a Gorbea, donde todo estaba por hacer. Desde los primeros tiempos de la Independencia de Chile (1818), las autoridades de la época entendieron que la modernidad pasaba por la educación, en donde se formarían ciudadanos libres, eficientes y con una identidad nacional. Con este objetivo, se llevó a cabo la contratación de eminentes profesores y hombres de ciencias desde distintos lugares de Europa. Uno de ellos fue Andrés Antonio de Gorbea. Llegó a Chile en 1826, país donde le fue posible llevar a cabo todas sus aspiraciones ilustradas, unidas a la idea de libertad.
Reseña biográfica de Gorbea (1792-1852)
Hijo de don José de Gorbea y Arechaederra y de María Benita de Gancedo y Otaola, Andrés Antonio de Gorbea nació en Menagaray (Alaba) el 31 de noviembre de 1792. En su juventud fue protegido por su tío Sebastián de Gorbea, secretario de Luis María Borbón, Arzobispo de Toledo. El Arzobispo acogió al joven, lo nombró su paje y lo envió a estudiar al Real Seminario de Nobles de Vergara. En el Seminario, desarrolló su talento en distintas áreas, como: las matemáticas, el estudio del euskera, francés y latín, la práctica del dibujo, y conocimientos de física y ciencias de la naturaleza. Siendo alumno superior del Seminario, desplegó también su vocación docente. Obtuvo el distinguido puesto de Seminarista Mayor con la ayudantía de Física y Matemática superiores. Se le ofreció continuar como profesor, pero fiel a su protector renunció a la cátedra y regresó a Toledo. Optó por la carrera militar y entró al Cuerpo de Ingenieros de Alcalá de Henares. Como sus conocimientos sobrepasaban a los de sus compañeros, solicitó adelantar exámenes, franquicia que no le fue concedida. Contrariado, volvió a Toledo y luego fue en comisión a Madrid donde contrajo matrimonio con Ana María de Baltar. Tuvieron dos hijos, María Teresa y Luis María.
Gorbea confiaba en el triunfo del liberalismo simbolizado en la Constitución de Cádiz (1812). El matemático vasco participó en los hechos guerreros de los años 20 y como miembro de la Guardia Nacional de Madrid se encontró en Cádiz; presenció su bombardeo y rendición en octubre de 1823. Con otros compañeros de armas regresó disfrazado a Madrid. Las persecuciones políticas lo obligaron a pasar a Francia donde tomó contacto con la activa escuela matemática francesa y donde conoció y se familiarizó con las numerosas publicaciones. Luego, viajó a Londres donde se dedicó al magisterio científico. En estas circunstancias el agente de Chile en Londres, Mariano Egaña, siguiendo las indicaciones del Gobierno chileno - preocupado por proyectos educativos de alto nivel- invitó al matemático vasco a ocupar una cátedra en el Instituto Nacional. El 12 de mayo de 1826 llega a Valparaíso.
Su labor en Chile
En la consolidación y desarrollo de las matemáticas modernas, Gorbea asumió tareas de proyección nacional perdurable: la docencia, la fundación y conducción de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, así como la definición de sus objetivos académicos, la organización y orientación de la carrera de ingeniero y la conducción del Cuerpo de Ingenieros Civiles.
La ley general de caminos de 1842, revisada y en parte inspirada por Gorbea, responde a la necesidad de contar con ingenieros chilenos para la realización de las obras públicas. En 1843 el Gobierno decide crear el Cuerpo de Ingenieros Civiles, ofreciendo a Gorbea el puesto de Primer Director. Por ello, debió dejar sus clases en el Instituto Nacional.
Bajo la dirección de Gorbea todos los integrantes del cuerpo debían estudiar disciplinas prácticas como construcción y materiales, cálculo diferencial e integral, geometría descriptiva, análisis y construcción de cartas geográficas así como aplicaciones al corte de maderas y piedras. Con este perfeccionamiento, Gorbea reforzó y amplió los conocimientos y la eficiencia de los profesionales a su cargo. Esta academia, que cumplió sus objetivos hasta la muerte del matemático, fue el caldo de cultivo en el cual se elaboraron las ideas para mejorar la profesión de ingeniero.
En 1843 participó como fundador de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la recién creada Universidad de Chile, de la cual fue elegido su Primer Decano. Paralelamente se desempeñó como Conservador del Museo Nacional y miembro del Consejo Universitario. Al mismo tiempo, la Universidad de Copenhague lo nombró miembro honorario.
Cercano a los sesenta años de edad, Gorbea intentó volver a hacer clases en el Instituto Nacional, pero murió, dejando inconclusos escritos sobre astronomía y geografía física, además de un legado de varios de los mejores agrimensores del país que habían sido discípulos suyos.
Falleció el 16 de abril 1852 en Santiago, lejos de su familia que nunca vino al país y a la que el Gobierno de Chile le ofreció una pensión de gracia. En su funeral estuvieron presentes altas autoridades y algunos de sus alumnos fueron los oradores, como el Ministro del Interior, Antonio Varas.
El carácter de su docencia y la modernidad de sus métodos impulsaron definitivamente los estudios matemáticos, haciendo accesible su lenguaje y factible sus aplicaciones prácticas. Los conductores de la nación y el reducido, aunque influyente grupo ilustrado, así lo entendieron. Todas las iniciativas de progreso estaban condenadas a un vuelo bajo si no fundaban sus expectativas en las matemáticas como ciencia base.
Aumentó y tradujo el Gran Curso Completo de Matemáticas Puras, escrito por Louis Benjamin Francois Francoeur. Éste tuvo como base la segunda edición francesa en ocho volúmenes publicada entre 1833 y 1855. Igual cosa hizo con el Tratado de Geometría Descriptiva, acompañado del método de los planos de acotación de la teoría de los encargantes, cilindros y cónicos de Leroy (dos volúmenes, Santiago, 1845).
Sus discípulos
Sus discípulos lograron hacer trascender la labor del maestro, tanto en Chile como en el extranjero. Entre ellos se distinguieron algunos vascos chilenos. Así ocurre con Pío Agustín Olavarrieta, quien escribió un tratado de topografía y agrimensura para la Escuela Militar, y con Alejandro Andonaegui, profesor de matemáticas puras. Entre los jóvenes amantes de las matemáticas estaba también, Ramón Picarte Mujica, autor de las Tablas de divisiones, primer trabajo científico de envergadura hecho en casa por un chileno nacido y formado en el país. Picarte Mujica alcanzó mayor altura científica entre los hombres de ciencias exactas que produjo Chile en el siglo XIX.
Un pueblo llamado Gorbea
El origen de los pueblos al sur del Bio Bio está vinculado a tres fenómenos: los fuertes militares, el avance de la ocupación, la llegada de los colonos y a la construcción de la línea del ferrocarril. Un ejemplo de esto último es el tramo ferroviario que comenzaba a tenderse de Pitrufquén a Antilhue, en 1898, donde se van tejiendo diversas estaciones que albergan poblados, que si bien son pequeños, constituyen un punto de avance para la Región de la Frontera.
En esta última característica cabe situar al poblado de Gorbea, ya que la línea del ferrocarril hacia el sur contribuyó, junto con la llegada de colonos holando boers, a sus orígenes como centro urbano. Fundado a inicios del siglo XX, este lugar recuerda hasta hoy con su nombre al ilustre matemático vasco. Se manejan dos hipótesis del por qué se bautizó a la comunidad con este nombre: la primera recae en el Ingeniero de Colonización, Cristian Cornely, el que deslinda el pueblo y levanta el primer plano en el mes de septiembre 1903. La equivalencia existente, en aquellos años, entre Ingeniero de Colonización con la actual profesión de Ingeniero Civil, puede ser una de las razones. La segunda, es que el Presbítero José Agustín Gómez, llegado al lugar en 1902, influyera en darle tal denominación, ya que había rendido su examen de Bachillerato ante el profesor Gorbea en el Instituto Nacional.
El consejo de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, al conocer la muerte de Gorbea, anotó en el acta del 17 de abril de 1852:
“Tanto esta corporación como el país entero tributan a su memoria el honor a que se hizo tan acreedor con su consagración a la enseñanza durante veintisiete años, habiendo sido, puede decirse, el primero que puso los estudios de las matemáticas a la altura en que se encuentran hoy en Chile”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario