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EUZKO ETXEA SANTIAGO Gernikako Arbola

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ARANTZAZUKO EUZKO ETXEA

La participación de Álava, Gipuzkoa y Vizcaya en el poblamiento de Chile que en la primera mitad del siglo XVII estaba precedida, en cantidad, por la de Andalucía y las dos Castillas, desplaza en la segunda mitad de ese siglo a Castilla la Nueva; en la primera mitad del siglo XVIII a Andalucía, y en la segunda a Castilla la Vieja. En el mismo lapso desplazan los navarros a castellanos nuevos y andaluces. En suma, entre los siglos XVI y XVIII la participación conjunta de los vascos se estima en un 27% (18,1% procedentes de las vascongadas y 8,9% de Navarra.)

No debe extrañar, por consiguiente, que se llenen páginas completas de la guía de teléfonos de Santiago con apellidos vascos.

Los vascos desde el descubrimiento de Chile hasta la época actual, han estado presentes en todos los momentos de la vida del país, desde su conquista, tanto en su organización en la época de la Colonia y como posteriormente, con mucho peso, en la formación de la República. Son numerosos los apellidos vascongados que desde aquella época forman el Congreso, el ejército y la magistratura y lógicamente la Iglesia.

A partir del siglo XVIII los vemos en el establecimiento y creación de industrias y servicios, en fin, participando en toda la vida social, intelectual y política del país través de toda su historia.

“De los vascos en Chile y sus instituciones” Pedro Oyanguren

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La agrupación vasca más antigua que conocemos en Chile, fue la Cofradía de Arantzazu en el siglo XVIII, con precedentes en Mexico y Lima, que fue creada con fines benéficos para ayudar a vascos en extrema necesidad. Posteriormente a fines del siglo XIX, funcionó en Valparaíso una institución llamada Irurak Bat. También en esa época existió otra similar en la ciudad de Concepción. Ambas contaban con canchas de Pelota y esa es la razón de que las conozcamos por fotos en la prensa de aquella época.

En 1912 se crea el Centro Vasco en Santiago y el año 1931 nace Eusko Gaztedija, indudablemente como consecuencia de los acontecimientos políticos acaecidos en España al instaurarse la República.

La vida social de ambas instituciones fue en general cordial, aunque desarrollaban su actividad en locales diferentes. Pero durante la Guerra Civil de España hubo cierto malestar por la distinta actuación de ellas.

Pasada la guerra y con la primera visita de nuestro Lehendakari José Antonio de Aguirre, se olvidaron posiciones antagónicas y superados todos los inconvenientes, se llegó a la idea de unidad, formando una sola institución.

Aunando esfuerzos se logran refundir y formar el 19 de Julio de 1949 el actual Eusko Etxea.

“De los vascos en Chile y sus instituciones” Pedro Oyanguren

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De los vascos en Chile y sus instituciones

* Traducción al español del original en euskera

Pedro Oyanguren

Si en el siglo XVI de las 157 familias de la Península que se establecieron en Chile, 39 de ellas tienen apellidos vascos.

¿Como podríamos cuantificar la población de origen vasco en nuestros días?.

La participación de Álava, Gipuzkoa y Vizcaya en el poblamiento de Chile que en la primera mitad del siglo XVII estaba precedida, en cantidad, por la de Andalucía y las dos Castillas, desplaza en la segunda mitad de ese siglo a Castilla la Nueva; en la primera mitad del siglo XVIII a Andalucía, y en la segunda a Castilla la Vieja. En el mismo lapso desplazan los navarros a castellanos nuevos y andaluces. En suma, entre los siglos XVI y XVIII la participación conjunta de los vascos se estima en un 27% (18,1% procedentes de las vascongadas y 8,9% de Navarra.)

No debe extrañar, por consiguiente, que se llenen páginas completas de la guía de teléfonos de Santiago con apellidos vascos.

Los vascos desde el descubrimiento de Chile hasta la época actual, han estado presentes en todos los momentos de la vida del país, desde su conquista, tanto en su organización en la época de la Colonia y como posteriormente, con mucho peso, en la formación de la República. Son numerosos los apellidos vascongados que desde aquella época forman el Congreso, el ejército y la magistratura y lógicamente la Iglesia.

A partir del siglo XVIII los vemos en el establecimiento y creación de industrias y servicios, en fin, participando en toda la vida social, intelectual y política del país través de toda su historia.

La agrupación vasca más antigua que conocemos en Chile, fue la Cofradía de Arantzazu en el siglo XVIII, con precedentes en Mexico y Lima, que fue creada con fines benéficos para ayudar a vascos en extrema necesidad. Posteriormente a fines del siglo XIX, funcionó en Valparaíso una institución llamada Irurak Bat. También en esa época existió otra similar en la ciudad de Concepción. Ambas contaban con canchas de Pelota y esa es la razón de que las conozcamos por fotos en la prensa de aquella época.

En 1912 se crea el Centro Vasco en Santiago y el año 1931 nace Eusko Gaztedija, indudablemente como consecuencia de los acontecimientos políticos acaecidos en España al instaurarse la República.

La vida social de ambas instituciones fue en general cordial, aunque desarrollaban su actividad en locales diferentes. Pero durante la Guerra Civil de España hubo cierto malestar por la distinta actuación de ellas.

Pasada la guerra y con la primera visita de nuestro Lehendakari José Antonio de Aguirre, se olvidaron posiciones antagónicas y superados todos los inconvenientes, se llegó a la idea de unidad, formando una sola institución.

Aunando esfuerzos se logran refundir y formar el 19 de Julio de 1949 el actual Eusko Etxea.

Entre los años 1937 y 1960, funciona también una delegación del Partido Nacionalista Vasco en Santiago y alguna otra ciudad en el país. En los mismos años trabajó la oficina de la Delegación del Gobierno Vasco en el Exilio.

En Chile existen en este momento las siguientes instituciones de origen vasco: la primera y a la vez organizadora de todas las demás es Eusko Etxea en Santiago de Chile, cuyos orígenes se remontan a 1912.

En 1961, nace el Instituto Chileno Vasco de Cultura Alonso de Ercilla y Zuñiga, institución con fines culturales que pretendió, de alguna forma, recuperar a las antiguas familias de origen vascongado avecindadas en Chile desde hace varias generaciones.

Posteriormente, se crean a instancias de Eusko Etxea y con el apoyo del Gobierno Vasco, la Fundación Vasco Chilena para el Desarrollo y la Corporación para la Formación y el Desarrollo, Forydes, cuyas personalidades jurídicas se obtienen en 1993 y 1994 respectivamente.

Finalmente, el 9 del Noviembre de 1994 se forma la Agrupación de Profesionales de Origen Vasco que cuenta en la actualidad con 150 afiliados con más de 30 profesiones distintas.

En la actualidad se están formando, aunque sin domicilio fijo, Centros en la ciudades de Viña del Mar, Linares y Valdivia ( Región V / VII / y X).

De las instituciones mas antiguas es poco lo que conocemos y habrá mas de alguna que no tengamos incluso noticias de su existecia. Es proverbial lo de que los vascos no escriben su historia, solo la viven.

Bibliografía

J.Retamal F.,C. Celis A., y Juan Guillermo Muñoz. "Familias Fundadoras de Chile". Págs. 7 y 719. Edit. Universitaria S.A. Santiago Nov. 1992.

2 L.Thayer Ojeda. "Elementos étnicos que han intervenido en la Población de Chile" Imp. La Ilustración. Stgo. 1919.

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La Bota Verde y el euskera

Pedro OYANGUREN

Mi abuelo Francisco- natural del caserío de Etxeberri en el barrio de Zañartu en Oñati- y la abuela Teresa - del caserío de Garagaltza, del mismo pueblo- llegaron a Chile en los últimos años del siglo XIX (1881 y 1899). Francisco tenía una tienda en la calle Alameda en Santiago, por lo que continuamente viajaban en barco a Europa para traer productos para su tienda. Por esta razón, algunos de sus hijos nacieron en Oñati y otros en Chile. A mi padre le tocó venir al mundo en la capital chilena, sin embargo estudió en el País Vasco en los Maristas, quienes por aquellos años tenían un colegio en Oñati. Esta experiencia le dejó marcas imborrables. Se trajo algunas también en el cuerpo. Su hermana Teresa siempre le llamaba cariñosamente “el Chato”, pues también se dejó allí los huesos de su nariz al caer por la escala de piedra del caserío de Garagaltza.

La tienda del abuelo duró hasta la gran crisis del 30 y mi padre comenzó a trabajar con unos vascos que tenían una gran fábrica de zapatos en la ciudad sureña de Talca: Calzados Yarza. El mercado que cubría esta fábrica era fundamentalmente el sur de Chile. Mi padre se desempeñó en ella como vendedor viajero, por lo que tuvo que crear en muchos pueblos del Sur, las tiendas de los Yarza. Todas aquellas zapaterías tenían el mismo nombre: “La Bota Verde”. La última que le tocó abrir fue en Punta Arenas, en la zona de Magallanes, en lo más austral de Chile. La única forma de llegar a estos confines en aquella época desde el centro del país, era en barco. También hacía viajes al interior, donde estaban las grandes estancias ovejeras. Tal era la incomunicación de la época que los estancieros tenían sus propias pulperías para abastecer a su personal.

Cuando viajaba a estos lugares anunciaba previamente su llegada y frecuentemente era recibido en el puerto hasta con banda de músicos. Los estancieros también lo esperaban con avidez, incluso se lo “peleaban” unos a otros, con el fin único de que el viajero les relatara las últimas noticias de la capital y del mundo.

Había algunos aún más aislados, los puesteros. Ellos pastoreaban los rebaños de ovejas y sólo llegaban a las casas de las estancias un par de veces al año.

Varias de estas enormes extensiones de tierras pertenecían a vascos y fue allí donde mi padre escuchó hablar el euskera, tanto a los patrones como al personal. Seguramente debido a las condiciones de aislamiento, los larguísimos inviernos con sus fuertes vientos, el aburrimiento y el empeño que pondrían aquellos empecinados vascos en enseñar su antigua lengua a los que estaban con ellos, para así sentirse más cerca de su lejana tierra.

Con el pasar del tiempo -quizás por la reforma agraria en la década de los 60- aquella gente se disgregó. Es posible que una persona de Punta Arenas, con la que me comuniqué por teléfono el año 1991, fuese alguna de ellas o su descendiente, porque había escrito un libro con la traducción de las Tablas Parlantes de la Isla de Pascua, utilizando el euskera2.

Como le comenté a Henrike Knörr, de la Academia de la Lengua Vasca esta semana en Santiago, luego de contarle esta historia: “La lingüística parece que permite sacar hasta las más increíbles conclusiones”.

(Quien quiera conocer aquel mágico mundo de Magallanes, debe leer las narraciones del escritor chileno Francisco Coloane)3.

1 Francisco Oyanguren Moyua, Teresa Arcauz Erostegi y sus hijos en 1928.

2 Kite - Erua. Los Baskos en América Precolombina. Juan N. Doray.

3 Coloane- Cuentos Completos.- Edit. Alfaguara.

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¡Y aún vive...!

Pedro OYANGUREN

Paseando hace unos años por la parte vieja de Bilbao me encontré con la plaza Miguel de Unamuno, cercana al lugar donde nació. Era ya de noche y no podía ver el busto en su memoria, pues es muy pequeño y puesto a una altura tal, para que algunos de sus conciudadanos no lo vuelvan a tirar a la ría, donde ha ido a parar más de una vez. Pese a ello, Don Miguel sigue siendo un hombre poderoso y lleno de contradicciones a pesar de los años pasados. Sigue buscando la verdad por medio de sus contradicciones y paradojas, cosa que mucha gente de su pueblo sigue sin entender, pero que nos hace repensar en los días actuales todos los temas que aborda, política, religión o cualquier asunto que analice con su enorme capacidad reflexiva, pese al tiempo trascurrido.

Desde sus primeros escritos en los últimos diez años del siglo XIX, todo el XX y los diez primeros del XXI sigue presente, por lo menos aquí, en Chile.

Buscaba en estos días una carta escrita por Unamuno a Ross, joven escritor chileno en el año 1905, donde Don Miguel utiliza una frase muy mencionada por estas tierras sobre la creación de la República de Chile, que este año cumplió los doscientos años. Esta frase ya repetida, se ha ido deformando con el tiempo, del sentido que Unamuno le dio y es por eso que buscaba el original que está en una tesis de doctorado.1

Unamuno ha estado presente en la formación escolar secundaria chilena desde hace muchos años, como cabeza de la generación del 98 por lo que su influencia permanece en mucha gente, los ejemplos son numerosos en diferentes épocas:

Una nota que escribe Lucila Godoy Alcayaga, Gabriela Mistral, en Montpellier, agosto de 1927, muchos años antes de recibir el premio Nobel en referencia al exilio de cinco años de Unamuno:

“Los que le queremos con cariño aupado en reverencia, hemos callado con no sé qué pueril certidumbre de que un hombre unamunesco no se muere fácilmente, porque contiene metales y cauchos en que la muerte tiene para rato. Pues bien, puede morírsenos en estúpido trance de destierro nuestro viejo amado, y entonces vendrán los desagravios y los reproches de velación de difuntos.”

Guillermo Blanco, fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo en 1999, por sus escritos, ensayos y crónicas.

Miguel de Unamuno, Un abuelo singular2

Poeta, novelista, profesor y filósofo, a Miguel de Unamuno le gustaba decir que él no era ‘ni literato ni humanista. Yo soy un hombre de humanidad...’ y realmente, además de su valor intelectual en sí, Unamuno es una figura que perdura por la fuerza de su personalidad, su amor a España, su capacidad de dureza en la polémica y su disposición a estar ‘contra esto y aquello’.

En este libro de reciente aparición, Guillermo Blanco, gran admirador de Unamuno, ha escogido acercarse al personaje por una vertiente muy distinta: el recuerdo de su nieto mayor, Miguel Quiroga Unamuno, huérfano a temprana edad de madre, quien fue muy cercano al escritor. Él relata facetas entrañables del león que fue su abuelo. Precisamente el título del libro alude a una foto en que aparece el escritor ‘sin gafas’ y rodeado de cuatro nietos y con una expresión amable en su mirada.

Estos recuerdos y anécdotas familiares se combinan con un estudio de la postura de Unamuno durante la Guerra Civil española, en la cual decidió estar contra nacionales y republicanos, ‘los hunos y los hotros, que descuartizaban a España’, como escribió.

Los episodios recogidos en el libro culminan con el famoso 12 de octubre de 1936, cuando el escritor vasco y el general Millán Astray se enfrentaron en la Universidad de Salamanca con violentas expresiones que han hecho historia (‘Muera la inteligencia’, ‘Venceréis, pero no convenceréis’). El libro relata también la muerte de Unamuno (diciembre de 1936) y recoge momentos cruciales de su vida; por ejemplo, cuando fue relegado durante la dictadura del general Primo de Rivera y su posterior fuga al país vasco francés.

Otro capítulo está dedicado a la entrevista del escritor con Nikos Kazantzakis en ese mismo año 1936. ‘Ese terrible viejo puercoespín’, decía el griego de su interlocutor.

Se recogen también algunas célebres paradojas de Unamuno y apuntes para el último libro, que nunca llegó a escribir realmente. Dice Guillermo Blanco: ‘Será un libro-no-libro parido desde esta nueva soledad, en cuyo título querrá simbolizar la angustia estéril que lo aísla: El resentimiento trágico de la vida (Notas sobre la Revolución y Guerra Civil españolas)’.

El libro no pretende ser una biografía de Unamuno ni un completo estudio de su pensamiento. Más bien, ahondar en la humanidad del personaje, aportando nuevos datos de familia a su retrato.”

“Durante el acto celebrado la noche de este jueves en la residencia de la Embajada de España en Chile, Edwards recordó que su admiración por la literatura hispana arrancó cuando, a los quince, comenzó a leer en el Colegio San Ignacio a Azorín, y luego a Miguel de Unamuno, intelectual profundamente crítico con los jesuitas, de quien el novelista chileno se declaró ‘un admirador apasionado, casi fanático’.

Precisamente dos figuras tan antitéticas como Unamuno y el sacerdote jesuita Alberto Hurtado, profesor de Edwards y quien en 2005 se convirtió en el primer santo chileno, fueron las dos referencias fundamentales en la formación del joven Edwards, confesó el escritor.

‘Miguel de Unamuno me enseñó esa cosa tan española que ha sido la libertad intelectual, la discrepancia, la disidencia, y Alberto Hurtado (Cruchaga y Larrain) me enseñó a mirar el lado miserable de la vida chilena de mi tiempo’, relató el autor de Persona non grata”.

Vemos con esto como Unamuno sigue teniendo influencia tanto en los intelectuales chilenos como en el resto de los mortales. Pese a su acendrado españolismo, nunca dejó de ser vasco por sus diez y seis costados, como otra de sus tantas paradojas3 vitales.

¿Cuál sería su visión de la Guerra Civil Española si no hubiese muerto al principio de ella, sino luego de que hubiese terminado la post-guerra?...Pienso que su análisis hubiese sido demoledor para los vencedores, como lo fue con Millán Astray y hubiese terminado exilado como tantos otros a quienes pudimos alcanzar a conocer por estas tierras de América.

1 Patricia Arancibia Clavel, La Imagen de América y Chile en Unamuno. Junio de 1985.

2 Unamuno: El león sin sus gafas- Editorial Andrés Bello, 2003, 191 páginas.

3 RAE entiende por paradoja: Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir de las personas. Aserción inverosímil o absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. Figura de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción.

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La cultura vasca como una exportación no tradicional

Pedro OYANGUREN

En la introducción de la memoria externa que estamos entregando a los mejores alumnos universitarios que estudian Lengua y Cultura Vasca como curso optativo en Chile y a los que están haciendo memorias de título con la historia de los vascos en el país, dice lo siguiente:

“Durante años he ido guardando material en el PC de originales de libros, artículos, memorias y varios, relacionados con nuestra Euzko Etxea y los vascos en Chile. Hay otros documentos más antiguos que ha sido necesario fotografiarlos, es el caso de algunos libros y en el sonido, traspasarlo a los formatos actuales.

La suma de toda esta información que se traduce en miles de páginas, se puede llevar en el bolsillo, sin siquiera sentir su peso. ¿Quién hubiera pensado que esto sería posible unos pocos años atrás?”

La información se sigue recopilando. Este año se agregaron siete libros, más una serie de artículos publicados. La suma de todos estos elementos nos sirven para tratar de dar a conocer, aunque sea a pinceladas, los ya casi cinco siglos de la presencia vasca en Chile y la antigua historia de este pueblo.

Una de las carpetas contenidas en la memoria externa contiene los antiguos fueros y los estatutos de autonomía de 1936 y 1979. Esto con el fin de explicar a los estudiantes las relaciones legales de los vascos con el estado español, a través del tiempo.

Días atrás, entre el desorden de mis papeles y libros, encontré una publicación del año 1931 editada en Santiago de Chile por la Juventud Vasca del “Estatuto Vasco o La Voluntad de un Pueblo”.

Hay en ella varias cosas que llaman la atención. Primero, su fecha de publicación en Chile en 1931¸ cuando son los primeros días de la República y el acto conocido como “Estatuto de Estella”, se celebró el 14 de junio de ese año. Es muy poco tiempo en aquella época para ser editado en Chile, considerando los trasportes, medios de comunicación y sistemas de imprenta existentes ¿cómo lo hicieron? Ya no queda nadie de aquella juventud como para averiguarlo.

Lo segundo, cómo se aprobó. Por la Magna Asamblea de Ayuntamientos, es decir, por 485 ayuntamientos. Difícilmente pueda existir un sistema más democrático y directo de elecciones. Seguramente, por lo mismo su subtítulo es “la voluntad de un pueblo”. Como dice F.J. Caballero Harriet, a los que estamos sumergidos en la mundialización, nuestra salida está en el regreso a las culturas, en otras palabras, a las raíces de cada pueblo. Este proceso relatado nos recuerda también en estos días, el trastorno o temor que provocó en algunos la creación de Udalbiltza, como elemento desestabilizador del Estado piramidal actual.

Lo tercero, es el Think tank, así en inglés, como llaman en Chile a esto que se puede traducir como fábrica de ideas y que son agrupaciones que a partir del año 50 del siglo XX abundan en los EE.UU. Ellas asesoran, especialmente, a partidos políticos y les dan apoyo intelectual. Vemos en estas 41 páginas que es Euzko Ikaskuntza quien desarrolla estos estatutos en el año 1931 y esta sociedad (Think tank) fue creada en 1918. Podemos ir más atrás, en algo similar a este tipo de agrupaciones y llegar al año 1763 cuando se crea la Sociedad Bascongada de Amigos del País, conocida socarronamente como los Caballeritos de Azkoitia.

Podríamos afirmar con esto, que así como los alemanes se han distinguido en la filosofía pura, los vascos lo han hecho en lo que se llamaría filosofía aplicada. En el pasado, han sido malos en su capacidad de traspasar al exterior los conocimientos de las notables antiguas leyes Vizcaínas, así como en el presente, las actuales experiencias industriales del grupo Cooperativo de Mondragón, en su singularidad de unión de capital y trabajo junto a la autoprotección financiera y social, herencia del antiguo auzolan agrícola. La Pelota Vasca en sus modalidades de cuero, pasando por la Cocina. Así como algunos notables postgrados académicos o la existencia y el trabajo desarrollado desde hace muchos años de una agrupación como la Sociedad de Estudios Vascos. Queda entonces por desarrollar el autobombo, no en el sentido recientemente tratado en el Parlamento Vasco, sino en dar a conocer en el exterior características singulares de este pueblo.

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El Basural, historia, pelota vasca y apellidos

Pedro OYANGUREN

Nos cuenta el historiador Roberto Hernández que Don Benjamín Vicuña Mackenna visitó Euzkadi a mediados del siglo XIX, donde tuvo la experiencia de redescubrir numerosos rasgos chilenos en el mundo vasco y nos cuenta: “Hasta en los gustos, en los trajes, en los pasatiempos; existen todavía semejanzas. Allí peinan trenzas las damas como nuestras abuelas; allí se cantan tonadas como las que cantamos nosotros; allí, por todo, se queman voladores y cohetes como los que todavía encendemos en los esquinazos y jardines públicos; allí el juego nacional es la pelota, y no hay aldea que no tenga su cancha, como la que tenía Santiago en el Basural cuando era aldea. Es la Vizcaya el país del chacolí, porque no dan otros jugos las tierras agrias de sus collados, y la nativa patria de algo que se ha tenido por invención genuina de Chile, el palo encebado. Tal es la Vizcaya en España y tal es Chile en América”.

Esta cancha que nos cuenta don Benjamín Vicuña y cuyos planos diseñó Errázuriz Aldunate, en 1803, estaba en el mismo lugar en que el Gobernador García Hurtado de Mendoza, de origen alavés y llegado en 1557 había construido la primera de que tenemos constancia histórica y a poca distancia del mítico Puente de Cal y Canto, construido por un oñatiarra, el Corregidor Zañartu. Esta zona es actualmente el Mercado Central de la ciudad de Santiago.

Este plano de 1803 de la cancha de Pelota Vasca me lo hizo llegar el escritor Miguel Laborde Duronea, el que apareció en un trabajo cartográfico recién editado de la ciudad de Santiago.

En pocas líneas encontramos apellidos como Vicuña, Mendoza, Zañartu, Errazuriz, Laborde, unidos de alguna forma transversal por la historia, la Pelota Vasca en Chile y su ascendencia común. Como decía el escudero del caballero castellano: Dios los cría y el Diablo los junta.

Pero si continuamos con la historia del lugar, podemos seguir con los apellidos:

El Mercado Central de Santiago, es una obra arquitectónica de hierro laminado y partes fundidas, inaugurada en 1872 durante la presidencia de don Federico Errázuriz Zañartu.

La construcción comienza a cargo del arquitecto chileno Fermín Vivaceta. El diseño de la estructura de albañilería fue de Manuel Aldunate.

Hoy en día es un lugar de venta de pescados y productos de la tierra. Lugar también reconocido por su gastronomía, donde se ha sabido conservar antiguas recetas. Ha pasado actualmente a formar parte del Patrimonio Nacional.

Nota: Una de las cuatrocientas cincuenta calles de Santiago con etimología vasca, entre ellas, una de las grandes, lleva el nombre de Benjamín Vicuña, amén de un museo dedicado a su obra. En esta calle es donde está instalado Euzko Etxea de Santiago, ya por sesenta años. En el próximo 2012 cumple un siglo de existencia.

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Dos historias de la Pelota Vasca con tintes políticos

Pedro OYANGUREN

El 18 de Septiembre de 1970 se inauguraba el Campeonato Mundial de Pelota Vasca en el antiguo frontón de Anoeta en Donosti. Presidía la ceremonia Francisco Franco.

Cuando entraba la delegación chilena, cayó desde la galería un hombre con una ikurriña y envuelto en llamas. Uno de los pelotaris de este equipo, con su chaqueta le apagó las llamas. Este hombre que caía del cielo y que se había lanzado en señal de protesta era Joseba Elosegi, quien luego diría: “Quería llevar aquel fuego que destruyó Gernika a la vista de quien lo provocó. No pretendí matar a Franco, hombre ya caduco cuyos partidarios lo sostenían a la fuerza de pie para mantener el mito. Era una mera figura decorativa”.

Años después le contábamos la historia al propio Elosegi, que en aquel momento era senador por el PNV, en Euzko Etxea de Santiago. Joseba desconocía esta parte de su propia historia. Al saber que estaba con nosotros en aquel momento Mikel Arana, nos contó otra historia: Elosegi fue condenado por aquel acto a siete años de cárcel y su compañero de celda fue Sabino Arana, hermano mayor de Mikel. Al salir libre, Elosegi le dejó su guitarra. Esta historia también era desconocida. Fue una noche memorable para los que allí estuvimos, Elosegi traslucía lo que era, un hombre sencillo y bueno.

Donostia-San Sebastián. Joseba Elosegi, ex gudari y residente nacionalista vasco yace envuelto en llamas en la cancha del frontón público, entre el cual una nutrida representación de franquistas y el mismo Franco. 18 de septiembre de 1970. A la derecha, Joseba Elosegi en 1977.

En 1978 se inauguraba el Campeonato Mundial de Pelota Vasca en Biarritz. Se recibió desde París una nota de parte de los exiliados de la Unidad Popular, amenazando boicotear la inauguración si la delegación chilena desfilaba con su bandera. En vista de ello, el comité a cargo de la inauguración decidió que ninguna delegación utilizaría su propia bandera. Solo se utilizaría una y fue la ikurriña. Seguramente la mano de Maurice Abeberry estuvo detrás de aquella decisión. Esto aún era un acto inaudito en aquella época al otro lado de la frontera y seguramente en el presente también lo sería.

Solamente en Cuba pudimos años después, ver la ikurriña en otra inauguración de un mundial de Pelota, pero esta vez de contrabando, porque solo el equipo de exhibición de la Federación Vasca llevaba en la mano una camiseta con ella y curiosamente entre el público, pequeñas banderas en manos de una multitud de niños.

Maurice Abeberry fallece el 21 de febrero de 1988 en el monte Larrun. Se contaba con él, como el siguiente presidente de la Federación Internacional de Pelota Vasca y por sus antecedentes previos, otra historia mejor hubiese sido con él a la cabeza de esta institución.

Es esto lo que nunca terminamos de aprender, elegir solo a los mejores para que dirijan nuestras instituciones, cualquiera que ellas sean.

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A partir de una fotografía y un aviso...

Pedro OYANGUREN

Una foto y una publicación de 1921 que llegaron a mis manos, gatilló la presente asociación de ideas.

El surgimiento de las primeras Euskal Etxeak en el cono sur de América (Argentina, Uruguay y Chile) en el último cuarto del Siglo XlX, fue coincidente. Es la época del auto-reconocimiento o conciencia de nación planteada por Sabino Arana, que repercutió en los vascos de América. Se suma a ello, las consecuencias de la última Guerra Carlista y el producto per cápita de Euskadi, por aquellos años inferior a los que tenían estos países, además de las múltiples posibilidades que este nuevo mundo podía dar a cantidad de personas con gran espíritu de trabajo y perseverancia.

En el caso de Chile, como en el resto de los países mencionados anteriormente, no se cuenta con muchos antecedentes escritos, lo que ha forzado a reconstruir la historia de estas instituciones, con antecedentes oficiales de inscripciones públicas o por relatos de terceros, con todo lo que ello implica. Esto último, afortunadamente ha ido cambiando desde hace ya años.

La labor de investigación más importante que se está haciendo, en nuestro caso, es desde las universidades con las memorias de título al término de las carreras. Tenemos dos o tres memorias dedicadas, en agradecimiento por profesionales de educación física, sobre la Pelota Vasca y un largo número de memorias, de historiadores, tales como: La Inmigración Vasca en Chile 1889-1990 de Maite Camus Argaluza, La Inmigración Alemana, Suiza y Vasca en el Sur de Chile en la década de 1870, Trinidad Zaldívar, junto a dos compañeras, escribió el libro Los Vascos en Chile 1680-1820, como memoria también para optar al título de Historia.

Este año, hay tres memorias más en desarrollo, una desde la Universidad del País Vasco, Ainara Madariaga termina su tesis sobre Euskal Herria desde el lejano Chile, y otra, Análisis del euskera en las revistas publicadas en Chile, de la vizcaína Iraia Saenz de Biteri, llegada a Chile en Marzo del 2004 a dar clases de Lengua y Cultura Vasca en la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica de Chile, Católica de Valparaíso y Universidad de Valparaíso, de su trabajo de investigación para el Curso de Estudios Vascos por Internet de la Fundación Asmoz de la Sociedad de Estudios Vascos/ Eusko Ikaskuntza.

La tercera desde la Universidad Católica de Santiago, de Carlos Eduardo Fariña, sobre las revistas publicadas por vascos en Chile en el siglo XX, lo que nos ha hecho reunir una serie de antecedentes.

Carlos Fariña encontró entre la documentación de la Biblioteca Nacional de Santiago el siguiente aviso publicado en la prensa en el año 1921, invitando a la creación del segundo CentroVasco en Santiago:

“Euzkotarra, óiganos:

A nadie debe extrañar los proyectos que los vascos, de aquende Los Andes, tiene de construir un ‘Frontón de Pelota’ y otros edificios, persiguiendo con ello los más nobles fines, fundando una especie de institución que consiguiese asociar a los euzkos, cualquiera que sea su nacionalidad, posición social y lugar donde estuvieren ubicados, con el objeto que se conozcan más y mejor, practiquen sus usanzas, costumbres y vivan en esta, su segunda patria, la vida que en Euzkadi llevan sus hermanos”.

Es decidora la forma en que parte la invitación y podría confirmar que si bien efectivamente existían las razones que empujaban a la creación de estas agrupaciones de vascos en estos países, fue la Pelota Vasca el elemento que logró la unificación, pese a los diferentes enfoques políticos que pudieron tener.

La fotografía, ya que los escritos son escasos, permite ir reuniendo más datos. La primera es de una institución que desconocíamos, es del año 1902 en Valparaíso llamada Irurak Bat, que corresponde a una cancha de Pelota. Así como otra anterior, la cancha de Pelota, del tipo de plaza, llamada Plaza Euskara de 1889 en la ciudad de Concepción.

Unos días atrás, la familia Montory Diturbide nos trajo una foto donde aparece el abuelo entre el público y pelotaris, inaugurando una cancha de Pelota de plaza, cuyos terrenos fueron donados por el municipio (ayuntamiento) de la ciudad de Cañete, en el sur de Chile, del año 1886. Esta es hasta ahora, la foto de una cancha de Pelota más antigua que tenemos.

En la historia documentada podemos retroceder en el tiempo sin problemas, en el caso de Chile (no tengo antecedentes de Argentina y Uruguay, pero se puede suponer la misma situación), hasta el Gobernador Don García Hurtado de Mendoza, quien ejerció su cargo desde el año 1557 hasta 1561 en Santiago. Hurtado de Mendoza, alavés, fue un digno pelotari y pilotazale, que se preocupó de difundir el gusto por la Pelota en su época. Y desde entonces, con altos y bajos, podemos llegar con esta historia hasta nuestros días.

Las motivaciones de la creación de estas instituciones en esa época son variadas: el haber nacido de la misma camada (nación etimológica), sus usos, lengua y costumbres, y entre éstas, el juego y en el juego, la Pelota Vasca, como elemento aglutinador, donde no se hacía distinción social alguna, y el que ha dejado huella como herramienta que sirvió como base en la creación de gran número de Euskal Etxeak en el cono sur de América.1

Sería interesante hacer hoy un estudio comparativo entre aquellas motivaciones y las actuales, con todas las variables de las diferentes épocas y situaciones y compararlas con la creación de las nuevas casas vascas, en diferentes países en estos últimos años.

1 Predecesoras de éstas en América, fueron las sociedades de socorros mutuos, de antigua data en tierras vascas y aún vigentes en algunas zonas de antiguos caseríos, con un diseño muy simple y auto reguladas.

En Oñati pude ver la reconstrucción, en conjunto con sus vecinos mediante este sistema, de un caserío incendiado poco tiempo atrás.

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Desde Chile en vacaciones: Divagaciones sobre la identidad

Olga LARRAZABAL SAITUA, Santiago del Nuevo Extremo

Alguien dijo que Santiago de Chile en Febrero es un pequeño paraíso, con un cielo azul encantador, una brisa perfumada, una cordillera majestuosa y muy pocas personas visibles; eso debe haber pensado Don Pedro de Valdivia cuando hace exactamente 466 años nos fundó, después de haber atravesado más de mil kilómetros de desierto a pie.

Don Pedro, veterano capitán de las guerras de Italia y de Flandes, hidalgo extremeño, parado sobre un pequeño cerro llamado Huelén por los nativos, funda la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo. Siguiendo el manual de Fundación de Ciudades que entregaba la Corona a sus Capitanes y Adelantados, le correspondió al Alarife Pedro de Gamboa (vizcaíno supongo) mensurar y dividir la futura ciudad en manzanas, que luego se dividirían en solares asignados. Me lo imagino rodeado por su soldadesca proveniente de todas las provincias y reinos gobernados por Carlos V; los recién conquistados navarros y granadinos, escribanos y esclavos respectivamente, soldados y navegantes vizcaínos y guipuzcoanos, extremeños y andaluces, otros europeos provenientes de los reinos alemanes y del norte de Italia, esclavas y esclavos moros que cocinaban, barrían y lavaban y los africanos y quechuas que cargaban con los bártulos necesarios para formar un campamento y dar origen a un asentamiento definitivo. Esta heterogénea multitud incluía también ñustas, ex Vírgenes del Sol del Incanato, que fueron tomadas en matrimonio por los europeos, previo bautizo con un nombre cristiano y, por supuesto, a nuestra Inés de Suárez, viuda extremeña y hembra brava, compañera del capitán Valdivia y única mujer europea presente. Todos siguiendo el viejo ritual latino de fundaciones, arando los contornos del nuevo hábitat donde iría la empalizada de defensa e invocando en este caso, al Dios de los Católicos. Y el que estaba pensando en algún otro Dios, quedándose bien callado para diluirse en el anonimato y empezar una nueva vida.

Fundación de Santiago del Nuevo Extremo.

Entre los matorrales los observaban inquietos, los indios autóctonos, Promaucaes, quiénes todavía creían que los jinetes eran centauros invencibles, y veían con miedo como estos seres extrañísimos y hediondos se iban quedando y quedando.

No creo que ninguno de ellos pudiera tener idea de que el pueblo que estaban fundando iba a resultar en una mezcla de todos ellos, pero diferente, nueva... una creación nueva de la naturaleza que teniendo parte de todos sería distinta y un día llegaría en que ignorara y renegara de todos ellos en aras de su nueva identidad de chilenos. Nosotros de españoles nada o de indios nada o de africanos, según fueran las conveniencias políticas del momento.

Todo esto iba pasando por mi cabeza cuando me dirigía al correo a pie y con mucha energía, a enviar mi muestra de ADN para que un laboratorio de Texas me lo analizara y así participar en un gran proyecto genográfico que busca los ancestros y los remotos parientes a través del ADN. En el caso de las mujeres, se determina la filiación por línea femenina de hija a madre a abuela materna y así sucesivamente. Y en mi caso como descendiente por línea de abuela materna de la heterogénea soldadesca de Pedro de Valdivia, los resultados pueden ser muy variados y muy divertidos, pienso yo.

Lo mismo le va a pasar a muchos descendientes de conquistadores que hicieron fortunas en América y se radicaron en España con sus mujeres de linaje criollo. Entre ellos, por ejemplo, están los descendientes de los banderizos guipuzcoanos y vizcaínos, Martín García Oñez de Loyola, Gobernador de Chile, pariente de San Ignacio, que casó con Beatriz Clara Coya, inca peruana y también nuestro Gobernador Martín Ruiz de Gamboa, natural de Durango, que casó con una mestiza hija de Rodrigo de Quiroga y los del Marqués de Estella, Primo de Rivera que tiene varias retataraabuelas guaraníes aportadas algunas de ellas por Don Antonio Larrazabal y Basualdo de Guecho, quién casó con una rica dama criolla en Buenos Aires.

Martín García Oñez de Loyola junto a su esposa.Ocho gobernadores vascos y navarros tuvo este país en 250 años, que seguramente trajeron a sus sobrinos y parientes en medio de un nepotismo galopante (del cual se han escrito varios tratados históricos), y que al igual que el Obispo Zumárraga de México, casaron o trataron de casar a sus sobrinos, campesinos de Vizcaya, con ricas hembras ibéricas o criollas dotándolos con fortunas obtenidas en América, aprovechando la condición de “hijosdalgos vizcaínos” para subir en la escala social.

Iba riendo para mis adentros, al pensar las sorpresas que muchos de los habitantes de la Península Ibérica van a tener cuando descubran su conexión genética con indios americanos, ya que estos proyectos genográficos están invadiendo el mercado y son la última palabra para refutar o avalar descubrimientos históricos y arqueológicos y desarmar mitos de pureza de razas. Más de algún iluso “new age” va a echar a rodar una teoría migratoria con una conexión “atlante” para justificar estos genes indios en España, sin pensar que los conquistadores fueron conquistados.

En eso pensaba yo mientras entregaba la carta con la muestra en Correos, cuando de repente, escucho una voz proveniente de una anciana pequeñita en la fila del lado, que con un fuerte acento de las orillas del Cantábrico solicitaba su carta certificada. Como la letra no era muy legible la dependienta preguntó en qué provincia quedaba el pueblo que ella mencionaba. La anciana meditó y dijo “En el País Vasco” Yo le dije entonces ¿por qué no pone usted Euskadi? “Ay hija, es que entonces no me entienden. Esos nunca nos entienden”. No ahondé en quienes eran “esos” y le pregunté que cuándo había llegado a Chile, “¡68 años en Chile, y echando de menos, Ay!” y suspiró despidiéndose con un fuerte ¡Agur! que retumbó en la sala.

Yo le contesté con otro ¡Agur! y un joven moreno bastante criollo que estaba detrás de la anciana me pregunta “¿Usted habla euskara?” Al ver mi cara de sorpresa dice: “Yo también soy vasco. Me apellido Oñate” y la única otra clienta del correo tercia: “Yo también, porque soy Yrarrazabal” y menos mal que no había más gente en el correo, que si no, se forma un orfeón.

Parece que en este caso la soldadesca de Don Pedro de Valdivia estaba un poco cargada hacia el norte. El joven de Oñate me dice: “¿Sabe usted que el 20% de los chilenos lleva un primer apellido vasco?” Si lo sabré yo, que me di el trabajo de analizar la letra A de la Guía de Teléfonos de Santiago y llegue al 22%. Después de despedirnos efusivamente me quedé pensando en que siempre me sorprende la fidelidad de los descendientes de vascos esparcidos por el mundo con la tierra de sus lejanos ancestros. Ahí estábamos tres chilenos reunidos por el azar reconociendo nuestra filiación en un apellido. Esto es bastante excepcional, porque en general nadie aquí recuerda que tiene filiación con la península Ibérica en un espacio público y con extraños, excepto los que llevan un apellido vasco. Supongo, que o lo dan por sentado o no les interesa para nada.

A la hora de la cena vino a visitarme un sobrino, hijo de un primo. Ahí pude ver de nuevo el mismo fenómeno. Este chico lleva un primer apellido vasco que heredó de su bisabuelo y el resto es una mezcolanza de Castellano, Portugués, Irlandés, Inglés y quién sabe qué más. Y ahí lo tienen, ha estado tres veces en Algorta con toda su familia visitando a nuestro tío que es primo de su abuelo, ha comido y cocinado en los txokos y lo más probable es que si le piden que se identifique, se reconozca como de origen vasco, sin pensar que es sólo 1/8. No sé si las leyes de Nuremberg calificaban de judío al que tenía esa proporción. Pero estas no son leyes de odio sino de amor; porque amores porfiados como éstos que perduran con tanta fuerza, son casi dignos de psicoanálisis. Y yo me pregunto ¿serán correspondidos? Me da la idea que a los vascos de Euskadi les toma un poco de sorpresa esta familia extendida que muchos ignoran, ya que tengo la impresión de que a las nuevas generaciones les está costando mucho trabajo encontrar una identidad positiva. Los percibo en una búsqueda confusa por ser lo que nuestros abuelos fueron naturalmente sin ningún esfuerzo y sin dar explicaciones a nadie: Vascos. Y para ser vasco no creo que haya que tener la cabeza de una o de otra forma, ni haya que tener un certificado de residencia de 35.000 años, ni RH Negativo, ni una vértebra sobrante, hay que tener amor por el país, amor por ese idioma que puede ser heredado de otros o inventado por nuestros antepasados (vaya uno a saber), pero que sí es el idioma de la casa, el del amor de familia, el del cantar en conjunto es el idioma de uno. Y solamente la seguridad en lo que uno es, permite amar a los parientes desperdigados por el mundo sin exigirles nada especial, sólo ser. En el negocio de los amores creo que no cabe el desperdicio, el desestimar el amor que recibimos gratuitamente, sobre todo en este siglo, en que se está extinguiendo la visión romántica de la vida y hasta los niños de pecho están más interesados en los ricos y poderosos, sean países o personas, que en lo más pequeño y simple. Me da la impresión de que muy luego el tener un antepasado chino o japonés va a ser tan bien visto, que las operaciones a los ojos van a ser al revés, simulando oblicuidad y todos van a empezar a cultivar la palidez asiática y el idioma mandarín. ¿No sería entonces, saludable, simpático, y astuto, celebrar el día del emigrante vasco, así como los americanos celebran el Día de la Patria, el de San Ignacio y San Miguel de Aralar? Hermoso sería que así como nosotros nos reconocemos tan espontáneamente vascos, ustedes se reconocieran primos de los americanos y les abrieran sus brazos en vez de pensar que son sudacas molestosos. Si hasta en la televisión chilena se han visto muestras de patriotismo ancestral. El año pasado la prima donna de una teleserie de gran sintonía, Carolina Arregui, insultó a su marido en la novela, Zabaleta, prometiéndole una patada en el “ipurdi” si seguía molestándola. ¿No es esto una muestra de un patriotismo subidísimo?

Medítenlo.

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Colonia Vasca en Chile

Desde 1900 hasta finales de la guerra de 1936 y posteriormente, llegan a Chile dos oleadas de vascos más o menos definidas. La anterior al 36 que, más que oleada era afluencia lenta pero continua. Sus preferencias son la agricultura, la ganadería, «curtiembre», fabricación de calzado, panificadoras, importaciones y exportaciones. En estos renglones de la economía, con una actividad asombrosa que les honra, prácticamente calzan y dan pan a todo Chile. En esta colectividad, formada en el primer tercio de siglo, domina sin contrapeso el elemento vasco-continental. Luego, la guerra del 36 y sus secuelas lanzan una auténtica oleada de refugiados vascos sobre Chile. La acogida por parte del pueblo y autoridades chilenas y de los vascos ya afincados es buena. Los vascos peninsulares recién llegados se integran fácilmente en las actividades industriales ya existentes. Otros crean o mueven actividades diversas: pesquerías, artes gráficas, textiles, explotaciones madereras y diversas profesiones liberales. El impacto de esta emigración es muy visible en el gremio hotelero. La buena cocina vasca se introduce en los restaurantes de Santiago y Valparaíso, codeándose con los sabrosos platos criollos y la carta internacional. Los vascos de antes habían creado un Centro Vasco. El promotor había sido Victoriano G. Atxabal, un vizcaíno de Ea que regentaba en Santiago una importante casa española de seguros. No le faltó la colaboración de un grupo selecto de vascos continentales y peninsulares, dándose en Chile el primer caso americano de creación de una institución que unifica a Euskalerria norte y sur. Esto ocurría el año 1923. Los recién llegados ingresan en el Centro Vasco y en Juventud Vasca, establecida en una propiedad legada por el benemérito Vicente Aranguren. La vida industrial, comercial y profesional une íntimamente a toda la comunidad vasca. Y viene la fusión de los dos centros, creándose Euzko Etxea y la Inmobiliaria Vasca, S. A., instrumento adecuado para la erección del edificio social con su trinquete de primer orden. En Valparaíso se inaugura también otro Euzko Etxea. Surgen entonces algunas revistas vascas, un cuadro de teatro, un grupo andinista, dos equipos de fútbol, aumenta la nómina de los pelotaris, aparece algún bertsolari y se instaura la Misa Vasca dominical. Con el aporte de los refugiados se eleva culturalmente la colectividad vasca. Este es un fenómeno que hemos observado en Caracas, Buenos Aires, Méjico y otras capitales americanas, sin excluir Norteamérica.

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Inmobiliaria Euzko Etxea

El primer objetivo de la inmobiliaria, después de la reunión en el antiguo Centro Vasco, donde todos los futuros socios adquirimos acciones, fue la compra de un solar para edificar el nuevo centro social. Se compró un solar de cuatro mil metros cuadrados en el número 547 de Avenida de Vicuña Mackenna, uno de los mejores lugares de Santiago. El frente de la propiedad estaba ocupado por un chalet, donde se instaló el nuevo centro Euzko Etxea y una escuela pública en mal estado. El terreno, detrás de estos dos edificios, era un gran parque abandonado, que daba a dos calles. Con el producto de las acciones adquiridas por los socios, se empezaron las obras de la nueva sede vasca, dotadas de un novísimo trinquete, prevaleciendo la influencia de los vasco-continentales. «Don Félix» Halcartegaray, el más destacado y popular de la colectividad, fue el impulsor permanente de la obra hasta su feliz terminación, dirigida por el arquitecto M. de Iruarrizaga. Como entusiastas colaboradores recordamos a J. B. Ourthau, Familia Laborde, P. Rachet, J. Heheran, S. Caussade, Juan Etchegaray, F. Halcartegaray Reyes, V. Gardeazábal, Julián Pé, P. Uriarte, J. M. Abadie, S. Zarranz, J. y F. Ituarte, R. Narvarte, I. Arteaga, R. Iriondo, F. Butrón, P. Aretxabala, J. Basauri, J. Aretxabala y otros.

viernes, 9 de diciembre de 2011

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El desconocido chacolí de Chile
José Luis LEJONAGOITIA

La controversia en torno a los propósitos de elaborar un llamado “chacolí de Burgos”, y las consiguientes protestas formulados por los Consejos Reguladores del Txakolí de Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, han descubierto a muchas personas que en Chile hay un vino llamado “chacolí”. Incluso para los propios chilenos resulta un vino invisible, pues son pocos los que actualmente saben de su existencia.
En la última década del pasado siglo, visité asiduamente, por motivos profesionales, diferentes lugares de Chile y aunque me interesé por sus vinos, visitando incluso la bodega de Cousiño Macul, próxima a Santiago, nadie me habló del chacolí criollo. Más tarde, indagando el origen del mismo, no he logrado datos concluyentes que relacionen su “llegada” a Chile, y posterior permanencia en el país.
Un poco de historia
Las primeras uvas que llegaron a Chile son conocidas como País, (en California Misión), Criolla, etc. Alonso Ovalle (1603-1651), influyente jesuita autor de «Histórica relación del Reyno de Chile», cita, además, las Moscatel, Torrontés, Albillo, Común Negra, y la Mollar, pertenecientes a la viticultura española del siglo XVI, según el libro de Agricultura General, publicado en 1513 por Gabriel Alonso de Herrera por encargo del Cardenal Cisneros.
El vino llega a Chile con los conquistadores: a Pedro de Valdivia y Diego de Almagro se les atribuye la introducción de la viticultura, aunque otras fuentes asignan a don Diego de Oro la creación de viñedos en Concepción (1550), y a don Diego García de Cáceres en Santiago (1554), pues siendo uno de los capitanes fieles a Valdivia, fue nombrado regidor perpetuo de Santiago y gobernador de la ciudad de Valdivia en 1558. Pertenecen también a los primeros tiempos los cultivos emprendidos por Francisco de Aguirre —capitán con Valdivia en la conquista de Chile—, en la zona de las actuales Copiacó y La Serena, donde todavía se conserva una viña1 con el nombre del preclaro iniciador.
Y del chacolí de Chile, ¿qué se puede decir? Históricamente no hay mucho para escribir, pues quizás nuestro vino se fue muy joven para “hacer las Américas”, en una nao de hinchadas velas, y hasta se podría asegurar que de polizón. Y ni siquiera sabemos si lo que emigró a Chile fueron los sarmientos, el vino o tan solo el nombre: Chacoli. ¿Y quién fue el porteador anónimo que no registró su nombre ni siquiera en la pequeña historia de los vinos sencillos y populares?
La lista de bodegas —viñas— modernas conserva nombres que podrían relacionarse con el chacolí, siquiera en sus comienzos: Aresti, Viña Echevarría, Viña Errázuriz, Viña Francisco de Aguirre, Viña Los Vascos, Viña Tarapacá Ex-Zavala, Viña Undurraga, Vinícola de Aguirre. Relación extensiva a Viña Cousiño-Macul, fundada por Matías Cousiño, en 1856, en la hacienda otorgada en Macul, en 1564, por Felipe II al conquistador español Juan Jufré. Fallecido don Modesto en 1863, sus muchas propiedades pasaron a su único hijo Luis, fallecido a la edad de 38 años, tomando entonces el timón de los negocios, bodega incluida, su viuda doña Isidora Goyenechea.
Algunas de las citadas, son bodegas de añeja estirpe, y otras más recientes, pero aún las primeras no son anteriores a 1850, y a medida que adquirieron renombre, plantaron sus viñas con variedades francesas principalmente, algunas italianas, otras tantas alemanas, y conservaron unas pocas de la época colonial.
El difícil rastro del chacolí
Por algún tiempo se achacó a los indios araucanos la destrucción de viñedos, en sus ataques a los asentamientos, y aunque algunos casos se dieron, los araucanos preferían llevarse las uvas y hacer lo que comúnmente se conoce hoy en Chile como chicha. Y así, el chacolí en Chile tiene una larga historia, unido a la chicha que tomaban los indios antes de la llegada de los conquistadores. Ampliando estos datos, Juan Ricardo Couyoumdjian, Profesor del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile, declara que las otras bebidas producidas de la vid eran las chichas y el chacolí.
La chicha obtenida a partir del maíz, la describen los primeros conquistadores como bebida alcohólica, resultante de fermentar en agua, cebada, maíz tostado, piña y panocha (panoja), y añadiendo especias y azúcar. Su sabor era el de una sidra de inferior calidad. Los promaucaes y los araucanos, preparaban la chicha con frutos de ciertos árboles o arbustos, tales como el huinguin2, molle3, maqui4, diferentes especies de mirto5 y sobre todo el mirto uñi o murtilla.
La chicha de uva —bebida popular, de escasa calidad—, hizo su entrada, y cuentan las crónicas que su consumo adquirió gran fuerza frente al vino, es decir, lo anduvo derrotando en el favor popular. El prestigio como trago nacional de la chichita, así llamada en sus primeros tiempos, es muy merecido y de gran antigüedad. Pasado el tiempo la chicha y el chacolí unieron sus destinos, al calor popular del pueblo llano, participando en fiestas y parrandas, alcanzando el honor de figurar en letrillas de canciones primero, ingresando después en relatos literarios de escritores y poetas.
Por la falta de azúcar y taninos, el chacolí se deterioraba al cabo de cinco o seis meses. Sin embargo, su calidad podía ser excelente como era el que elaboraba Joaquín Tocornal en su viñedo cerca de Ñuñoa6 y que producía 5.300 arrobas con 25.00 plantas.
El profesor Hernán F. Cortés Olivares, en un artículo sobre el tema escribe que: «Pese a que algunos venerables poetas han bautizado nuestra tierra, como “la tierra del vino”; del vino o del aguardiente, del pisco o las alojas, de las mistelas o los pajaretes, de la chicha o el chacolí, de la grapa o el anís, poco o casi nada se ha recuperado de la memoria colectiva.» En el mismo trabajo define «Las uvas de las parras y viñas que ingresaron al país antes de 1548 crecieron en el clima seco del Norte semiárido, que junto a la alta luminosidad ambiental climática las maduraba con una elevada concentración de azúcar produciendo un vino licoroso, con un sabor dulce apasado y con una graduación alcohólica que superaba al espíritu del vino que se producía entre Santiago y Concepción. Nuevas tierras, nuevo sol: un nuevo producto. La permanencia hasta nuestros días de dos bebidas alcohólicas de origen español, una denominada Pajarete, producida en el valle del río Huasco y valle del río Elqui y, la otra, el chacolí, producto genuino del valle de Copiapó y del valle del Choapa, es un testimonio histórico de la adaptación y reproducción de ciertos productos europeos para recrear la vida cotidiana de sus orígenes culturales y telúricos.»
El presente del chacolí chileno
Aunque se produce chacolí en varios lugares de Chile, el más conocido es el de Doñihue, donde con muestras de la artesanía local, en particular vistosas y coloristas chamantas, y música folklórica, se celebra cada año la “Fiesta del Chacolí”, evento que reúne a muchas personas de la región y con el cual se celebra el aniversario de la fundación de la comuna.
La Fiesta del Chacolí data de 1975. Originalmente, se visitaba a las personas que fabricaban el chacolí, cuyas casas estaban rodeadas de jardines y bodegas, característica que hacía más atractiva la visita a esos lugares. En cada casa, las autoridades eran atendidas en las mismas bodegas y se les servía chacolí (no navegado) en mates grandes, mistelas, tragos caseros en general, sopaipillas, picarones, empanadas, etc.
No está agotado el tema, pero sí el espacio. Queda abierta la posibilidad de volver más adelante con aportaciones sobre el particular.
Bibliografía
- Anglicismos en el español de Chile. Leopoldo Sáez Garay. Universidad de Santiago de Chile, Santiago, Chile; Sociedad Chilena de Lingüística, Santiago. Chile.
- Cariño Botado. Geografía del mito y leyendas chilenas. Versión de Oreste Plath.
- Una bebida moderna: la cerveza en Chile en el siglo XIX. Juan Ricardo Couyoumdjian. Profesor del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
- El vino, señor del espíritu. Karen P. Müller Turina. Universidad de Chile.
- Era una vez, en un supermercado muy lejano. Darío Oses.
- Evolución de los precios en el siglo XIX. Luis A. Riveros. Magister en Economía, Escolatina, Universidad de Chile; M. A. y Ph. D., Universidad de California, Berkeley.
- Índice de precios al por mayor, Chile 1897-1929! Mario Matus G. Candidato a Doctor en Historia Económica. U. de Barcelona-U. Autónoma de Barcelona. Prof. Universidad de Chile.
- Los inmigrantes franceses y la viticultura en Chile. El caso de René F. Le Feuvre. Félix Briones Quiroz. Doctor en Historia Social, Universidad de Sao Paulo, Brasil. Profesor de la Escuela de Historia y Geografía de la Universidad del Bío-Bío, Chillán.
- Ramadas y empanadas: La comida como metáfora identitaria en el 18 de septiembre. Elizabeth Holahan. Programa Magíster en Estudios Latinoamericanos. Universidad de Chile.
- Tradiciones-Licores artesanos. Extensión de la asignatura Tecnología de Alimentos hacia la Enología. 1910.
- Diversiones rurales y sociabilidad popular en Chile Central: 1850 – 1880. Jaime Valenzuela Márquez.
- Vinos en Chile desde la independencia hasta el fin de la Belle Époque. Juan Ricardo Couyoumdjian. Profesor del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
1 Nombre que se da en Chile a lo que en España se denomina Bodega, en su sentido de entidad, o establecimiento en el que se elaboran los vinos.
2 En Chile piune, arbolillo de propiedades medicinales.
3 Del quechua molle. Árbol de Chile llamado por los botánicos sinus trifolius, cuyos frutos se emplean para una especie de chicha.
4 Voz araucana. Arbusto liliáceo chileno (aristotelia maqui) de unos tres metros de altura, que produce un fruto comestible redondo y morado.
5 Género de plantas mirtáceas , matas o flores de arbustos solitarias o agrupadas en racimos y fruto abayado con varias semillas. Entre sus especies, unas 60, propias de los países cálidos del Globo, se encuentra el arrayán y la luma de Chile.
6 La comuna de Ñuñoa pertenece actualmente a la provincia de Santiago, en la Región Metropolitana del mismo nombre. En realidad está integrada dentro del Gran Santiago (1891); sus habitantes disfrutan de una gran calidad de vida, y en su equipamiento cuenta con una gran zona cultural tanto a nivel nacional como capital. Posee gran cantidad de áreas verdes, deportivas y variados centros culturales.

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Anécdotas de la pelota vasca en América

Palmira OYANGUREN

“La pelota para el vasco es igual que la corrida para el español, incluso puede que signifique aún más. Bueno, algo como el sentido mismo de la existencia terrenal. Es un deporte, un frenesí, la manifestación de las pasiones del temperamento popular... Un extranjero admirado por la tierra vasca exclamó: ¡Este pueblo prodigioso es merecedor de vivir en un castillo de oro y plata! Sí señor, animadamente señaló su interlocutor vasco, pero con la condición de que en este castillo se pueda jugar a la pelota”. Ensayista alemán, Kurt Tucholsky en “El libro de los Pirineos”.

La historia de los historiadores se preocupa de los grandes hechos de la humanidad: descubrimientos, guerras, héroes y a veces olvida al hombre de carne y hueso, que trabaja, lucha, se divierte, que vive detrás del personaje. En ese su día a día surgen las anécdotas, sucedidos sabrosos que son transmitidos de boca en boca dándole sabor a la rutina. Es así como también nos llegan las curiosidades en el mundo de la pelota.

Donde pone un pie un vasco lleva consigo su cultura ancestral. Es por eso que los primeros conquistadores vascos en llegar a América divulgan en estas lejanas tierras el juego de la pelota. Poco a poco se va instalando en los distintos países americanos y su gusto prende rápidamente entre los lugareños. Su práctica, tan democrática, no hace diferencia entre clases sociales y se asimila de tal forma en esta parte del océano que, adaptándose a las necesidades de cada lugar, se crean nuevas modalidades.

Un breve paseo por el continente

Ya en el siglo XVI con los conquistadores, llegaron también los primeros pelotaris. Tanto es así, que el mismo Diego de Almagro, descubridor de Chile, era aficionado a dicho juego. Por otra parte, se le atribuye al gobernador García Hurtado de Mendoza (1535- 1609), de origen alavés, fomentar su práctica al sur del mundo. Es así como ordenó traer “más de tres mil pelotas para que se vendiesen por los mercaderes con quienes tenía trato” y “haber desecho una construcción que estaba hecha a costa de Su Majestad para guardar las municiones, para que se vendieran las pelotas y se practicase dicho juego”.1 Por este acontecimiento, que consta en el juicio de residencia de 1561, fue acusado el futuro virrey del Perú, García Hurtado de Mendoza.

Junto al gobernador, vino también a Chile un contingente entre los que se destaca Alonso de Ercilla y Zúñiga, poeta autor de La Araucana, quien también era un asiduo jugador y que más de un partido debe haber acordado en estos confines. El biógrafo e historiador chileno, José Toribio Medina Zavala (1852-1930) así lo señala: “de noble linaje, paje de Felipe II, Ercilla frecuentaba el juego de la pelota, según era corriente en gentes de su posición, donde nunca faltaban altercados, como el que tuvo con Jerónimo de la Caballería. Y es de suponer que se apostase algún dinero no menor. Consta por escritura que don Jerónimo reconoció deber tres mil reales a Ercilla”.2

Al otro lado de la cordillera, en Argentina, se recuerda la muerte de don Martín Irigoyen Dodagaray, en noviembre de 1888, durante el transcurso de un partido en la plaza Euskara. Este desafortunado espectador era el padre de don Hipólito Irigoyen, quien años más tarde sería presidente de la República Argentina.

La invención de la pelota paleta se le atribuye a Gabriel Martirén. Nacido en el cantón de Saint-Étienne-de-Baïgorry cerca de 1880, migró a la Argentina antes de finalizar el siglo XIX. Se radicó en Burzaco, cerca de Buenos Aires, donde se dedicó, como muchos otros vascos, a la lechería. Allí introdujo en 1905 la variante conocida como pelota paleta, pelota argentina o pelota goma. Para ello comenzó a utilizar como pala una paleta vacuna, debidamente moldeada y pulida, que reemplazó poco después por palas de madera con la misma forma, confeccionadas con tablas de los cajones de cerveza. Simultáneamente, utilizó pelotas de tenis desprovistas de su capa externa de felpa, que luego fueron reemplazadas por pelotas de caucho negro y duro. Fue tal su pasión por este deporte que en su epitafio aparece: “A la memoria de Don GABRIEL MARTIREN, inventor de la pelota a paleta”.

Más al norte, en México, en el siglo XIX era tal el interés por este deporte que las clases acomodadas construían frontones en los patios o jardines de sus residencias, existiendo también frontones populares, en los que se pagaba por hora de juego. En México también surgió, en el año de 1916, una nueva especialidad dentro de la pelota, el frontenis.

El revolucionario mexicano Doroteo Arango Arámbula, más conocido como Pancho Villa, fue otro fanático jugador. Tras retirarse de las armas, hacia 1920, se instala en la Hacienda de Canutillo, la que transforma en una próspera granja agrícola y ganadera. Pero no todo fue trabajo, también se dio tiempo para algunas distracciones, como jugar pelota.

Un punto en el Caribe donde causó furor durante el siglo XIX, fue Cuba. La modalidad de la cesta-punta llegó a deslumbrar al propio Hemingway, que en una de sus crónicas relató con pasión el drama que vivió Tarzán Ibarlucea en plena cancha: “al de Etxebarria le abrieron la cabeza con un pelotazo”. Hemingway tenía amistad con muchos vascos, entre ellos Andrés Unzain o “el cura rojo”, número uno del batallón de ametralladoras de los gudaris, apasionado de la cesta punta y con quien el escritor frecuentaba el frontón. Llegaban a su casa todos los jugadores de pelota, los que bebían y comían en abundancia y sólo necesitaban unas horas de descanso antes del partido. Guillermo Amuchástegui, el monarca; Félix Areitia, el canguro; Julián Ibarlucea, el tarzán su hermano Francisco y Carlos Quintana, participaban de una de estas famosas comidas cuando llegó la noticia de la invasión alemana a Rusia, suspendiendo en el acto la reunión.

Al país de origen de Hemingway, Estados Unidos, llegaron muchos vascos los que se dedicaron en su mayoría a la hotelería, donde también había canchas de pelota. Quizás el más conocido de todos estos hoteles sea la Casa Vizcaína de Valentín Aguirre, en Nueva York. Aquí los vascos eran acogidos a tal punto que era el mismo Aguirre quien les hacía el itinerario y además, debido a que pocos de ellos hablaban inglés, les escribía carteles indicando la dirección donde iban o lo que comerían.Joe Eiguren recuerda que su nota ponía huevos con jamón. “Me sirvieron huevos con jamón a todas horas. Desde entonces no he podido volver a probarlos”.3

Desde antaño hasta nuestros días, en cada rincón de América, cientos de jugadores dejan dentro y fuera de la cancha miles de historias —merecedoras algunas quizás más que otras de ser contadas— pero sin lugar a dudas, todas permanecerán en el imaginario colectivo de esta gran familia del mundo de los pelotaris.

1 “Historia General de Chile”, Diego Barros Arana, Tomo II, página 228.

2 “Vida de Ercilla”, Toribio Medina. Biblioteca Americana. Primera edición 1948. Impreso en México.

3 “Historia de la pelota vasca en las Américas”, Carmelo Urzua. University of Nevada, Reno. 1994, Elkar.

Otros textos y páginas web consultadas: Federación deportiva peruana de paleta frontón, Federación mexicana de frontón, Fundación vasco argentina Juan de Garay y “Hemingway en Cuba”, Yury Páporov, siglo XXI Editores.

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Roberto Otaegui Echeverría, escritor

"Yo creo que es genético. En Euskadi sentí muy fuerte esa cosa ancestral de la montaña"

* Traducción al español del original en euskera

Palmira Oyanguren M.

El escritor chileno, Roberto Otaegui Echeverría, guarda en el corazón y en sus genes, una tradición milenaria. En su nueva novela, "Sombras en el Tiempo", relata la historia de su tatarabuelo, nacido en Beizama, Guipuzkoa, el que entre aventuras y desventuras se encuentra con el fin del mundo...

En su casa ubicada en Olmué, un pueblo a una hora y media de Santiago, entre montes y caminos de tierra se ha auto exiliado este personaje de facciones quijotescas para dedicarse a su gran pasión: la literatura. En un día lluvioso de invierno, frente a la chimenea y rodeado de objetos arqueológicos precolombinos, relata la historia de sus antepasados.

Para Otaegui los vascos llegan a nuestro país a fines del XVII-XVIII, trayendo en sus maletas la Ilustración, y lejos de tener aires conquistadores se dedican al comercio. Por otra parte, al casarse con mujeres criollas de grandes fortunas se convirtieron en verdaderos aristócratas, además de partidarios de la Independencia de Chile. Su misma familia confirma lo anterior.

"Mi tatarabuelo, el personaje principal de mi nueva novela, José Antonio de Otaegui y Mendizabal, nació en Beizama en 1765 y era capitán de la Real Compañía Guipuzkoana de Caracas (1728 a 1785), la que negociaba con Venezuela. Fue el dueño de una fragata llamada "Nuestra Señora del Carmen" alias el "Diamante" y llegó, por un tema que desconozco, a costas chilenas, donde se casa, en 1802, con Josefa de Astaburuaga, hija de un acaudalado hombre de negocios y dueño de la estancia Laguna Verde, cerca de Valparaíso. Fueron padres de cuatro hijos varones y él murió en Lima en 1815".

Su segundo apellido, Echeverría, también tiene su historia.

"A un capitán de la Conquista de apellido Aragón, por haber luchado en la Guerra de Arauco, le dieron un fundo enorme en las tierras del Romeral, cerca de Olmué. Echeverría, mi remoto abuelo, llega por esas tierras y se casa con la hija de Aragón. El único hermano de la joven era cura, por lo que al morir le deja todo a su hermana, quien junto a su marido crean prácticamente una provincia. El nieto de este matrimonio, mi tatarabuelo don José Joaquín Echeverría, lucha contra los españoles por la Independencia y lo toman prisionero, embarcándolo hacia el Callao, Perú. Fue aquí cuando el libertador de Chile, don Bernardo O’Higgins, hace un trueque de prisioneros con un coronel español y mi antepasado logra volver al país. Echeverría hizo amistad con los patriotas peruanos, quienes le entregaron los planos del Callao para la invasión que después haría San Martín. ¡En los zapatos los traía escondidos!... es que los vascos hemos estado siempre metidos en muchos follones".

-¿Cuál fue su primera incursión en la literatura?

A los 15 años escribí mi primera novela. El personaje principal era un ruso, ya que soy un amante lector de Dostoievski. El joven era muy aficionando al alcohol, pero no bebía vodka, al igual que los caballeros rusos de aquella época imperial, eso era propio del los mujik, bebía Kefir. Mis compañeros, que ya habían ojeado algunas de las páginas de mi novela, juntaron un poco de dinero y para mi cumpleaños hicieron una cena en mi honor, con una condición, que sólo bebiera ese trago horrible, dulce y sumamente alcohólico, ¡terrible!. Al tercer trago me tuvieron que ir a dejar a mi casa en brazos, entonces el libro fue quemado en un acto de fe antialcohólica.

Terminado el colegio, este hijo de agricultor, estudió arquitectura por algunos años, carrera que abandonó y luego, para ganarse la vida, fue vendedor de vinos.

"Viajaba al sur donde tenía contactos, un socio, y de eso vivía, después yo me dediqué a la política. Gané bastante con los vinos, seguramente no tomaba tanto como ahora, porque si no me habría ido muy mal".

-¿Cómo de comerciante pasó a la vida política?

Militaba en un partido socialista, y además era muy amigo del hijo del Presidente de la República, el General Carlos Ibañez, postulé para candidato a diputado en una lista que apoyaba al general. El presidente me dijo, "pero Roberto tú eres escritor, no político. Quiero que te vayas a España, para que acompañes a mi hijo". Yo accedí, pero con la condición que me diera el cargo más bajo dentro del consulado, y así fue como obtuve el cargo de tercer secretario.

Cinco años permaneció en Madrid como cónsul, y fue la oportunidad ideal para reencontrarse con sus raíces.

-¿Cuál fue su primera impresión al conocer Euskadi?

Fue como volver a casa. Conocí el caserío de los Otaegui en Beizama, y aunque ya no pertenece a mi familia, los cuidadores muy amablemente me permitieron visitarlo.

Encontré la misma imagen que tenía en la cabeza. Algo hay, no sé, hoy se habla de genética ¿no?. Yo tengo tres perros, aunque su generación anterior ya murió, tienen los mismos defectos y virtudes que tenían sus padres. Yo creo que es genético. En Euskadi sentí muy fuerte esa cosa ancestral de la montaña. Cuando decidí retirarme a un rincón de Chile para dedicarme a escribir primero pensé en el mar, me gustaban mucho las novelas del mar porque mi remoto abuelo había sido marino, iba mucho buscando la costa, pero la monotonía del mar me angustiaba, eso no era lo mío y caí aquí, en la montaña, muy parecida a mí montaña del País Vasco. Nosotros fundamentalmente somos montañeses, el silencio, la tranquilidad, eso es lo que nos llama.

De vuelta a Chile

Durante los años 70’ el presidente de turno, Salvador Allende, le pide que regrese a Chile para que se convierta en su Director de Protocolo. Tres años más tarde, durante el Golpe Militar, debe esconderse en el campo de un amigo, paradójicamente de derecha, y una vez que pasa el peligro se va a Olmué, donde vive actualmente junto a su segunda mujer. Con dos matrimonios en el cuerpo y 9 hijos a su haber, este escritor si bien optó por retirarse a la tranquilidad del campo, está muy al día del momento político que vive Euskadi.

"Lo que yo crea de la política actual es una gran mentira latinoamericana. Es la ilusión de quien no vive en el lugar, sin embargo yo quisiera que fuera un país... el nuestro es un país. Hoy el mundo está recuperando sus verdades, mira lo que ha pasado con Rusia que fue un imperio que dominaba el mundo y hoy surgen distintos pueblos, los que fueron unidos sólo por un tema político. En definitiva vamos a un gobierno mundial, donde los grandes países se van a deshacer, como el caso de Europa que actualmente se está convirtiendo en un país, pero cada región ya no se va a unir como, por ejemplo Italia, sino cómo Nápoles, Sicilia... la Europa de los pueblos. Me acuerdo haber leído y haberme reído mucho cuando se empezó a hablar de la unión europea y había una caricatura de un diario español dónde se encontraban dos personas mirando a la distancia y uno le decía al otro: ¡Hombre por fin vamos a estar todos juntos! Sí, le contesta el otro, ¡qué felicidad... lo único malo es que tenemos que juntarnos con el pueblo vecino de mierda!".

Roberto Otaegui

Roberto Otaegui, excelente narrador de las miserias y grandezas del hombre, ha pasado por varios estilos literarios como la novela histórica, el cuento y la novela; dejando en claro, en todas ellas, que es una de las grandes figuras de las letras chilenas. Los premios obtenidos en Chile y en el extranjero, así lo avalan.

Su última novela publicada fue "Las Indias de Caín", en 1998. Centrada en la Conquista, representa la segunda entrega de la trilogía que Otaegui dedica a la epopeya de la Colonización de América. La primera, "Donde se Pone el Sol", en 1957 por la que ganó en España el Premio Pedro Antonio Alarcón, trató el Descubrimiento. Queda pendiente la tercera, que describirá la consolidación del dominio hispano en nuestro continente. Antes de esta última publicó "La Eternidad no es mía", en 1965, por la que recibió el Primer Premio en los Juegos Literarios Gabriela Mistral, otorgados por la Municipalidad de Santiago.

Su primera publicación fue una serie de cuentos llamados "Del Mundo Interior" en el año 1952. Luego escribió "Cinco Historias Diplomáticas" y "Tú Sangre Pertenece a los Dioses", para el escritor su mejor obra, que trata sobre el sacrificio que hacen los hombres a los dioses de su época.

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Cástor Narvarte Sanz: Pensamiento en el exilio

Palmira Oyanguren M.

El dolor del destierro es desgarrador. Sin embargo, existen personajes que le tuercen la mano al destino y convierten su tristeza en entrega. Este es el caso de Cástor Narvarte, pensador con una producción filosófica y literaria fecunda y brillante, quien a sus 84 años, lejos de su ciudad natal, Irún, es considerado una de las figuras centrales de la cultura del exilio vasco.

En compañía de un simpático gato gris -al que adoptó por misericordia-, amenizada por las intermitentes campanadas de un antiguo reloj de pared, Cástor Narvarte, abrió el baúl de sus recuerdos.

Al igual que muchos de su generación, su placentera juventud se vio truncada. La Guerra Civil hizo que su vida tomara ribetes dramáticos y totalmente inesperados. Este hijo de republicano tuvo que cambiar las bellas melodías y teclas de su piano, por un arma. "Mi padre si bien no era nacionalista tenía tendencias vasquistas. El pensaba que una independencia en ese momento era utópica y que había que renunciar en ese minuto a dicha posibilidad". Con la llegada de Franco se dirigieron a Hendaia, y cuando las arcas familiares empezaron a escasear partieron a un refugio que el Gobierno Vasco organizó en Iparralde. Por su conciencia democrática se alistó como voluntario en el batallón vasco-navarro, para posteriormente afiliarse al grupo Acción Nacionalista Vasca. "A mí me llamaron a pelear y yo acudí, en parte por un afán de aventura, y en parte porque pensé que era mi deber hacerlo. Otros nacionalistas vascos no pensaban igual, ya que creían que con la caída del País Vasco no les quedaba nada más por hacer. Yo pensé que la lucha era solidaria entre los pueblos peninsulares contra la dictadura de Franco y los militares. Me alisté en el ejército cuando tenía 18 años".

Una vez terminada la guerra, la familia Narvarte tuvo que buscar nuevos horizontes. Como solía suceder por aquel entonces, alentados por un pariente que se había hecho de una fábrica de calzados en Chile, se embarcaron rumbo a este país en un barco inglés, (Orbita), llegando a Chile el 21 de Mayo de 1939. "Tenía una idea vaga de Chile, casi como todo los europeos que no han estado en América. Una idea confusa, por una parte una América indígena mezclada con una imagen colosal a base de rascacielos. Una idea inadecuada". Los primeros años fueron sólo trabajo, la nostalgia en ese minuto no tenía cabida, había que comer todos los días y formarse de un capital para ayudar a sus padres, hermanos y abuela. "Montamos una fábrica con un tío con la plata que nos prestó un irundarra, amigo de mi padre. Era una industria pequeña con 15 personas, pero llegamos a tener alrededor de 50".

Su vínculo con las instituciones vascas fue siempre muy estrecho. En una histórica reunión, celebrada el 26 de julio de 1931, se funda Euzko Gastedija. "Participé en la Juventud Vasca, porque tenía una orientación nacionalista. El Centro Vasco, por su parte, en ese momento estaba formado por personas que eran más españolas o francesas que vascas. Creamos un grupo de baile con un donostiarra, Santos Bustos, e hicimos una labor de difusión bastante importante. Luego, Euzko Gastedija se unió al Centro Vasco, durante la visita del Lehendakari José Antonio de Agirre el año 1942, dando vida a la Euzkal Etxea actual".

El pensamiento en el exilio

Agobiado por boletas, facturas y números, decidió dar rienda suelta a sus escondidas aspiraciones. Vendió la fábrica y con el apoyo de su mujer, Elena Arregi Recondo -hija de vascos nacida en Chile- y con la angustia de su madre, cursó filosofía en la Universidad de Chile. Acabó su carrera en 1954, año en que accede a una ayudantía en el Departamento de Filosofía y Letras. A partir de ese momento inicia una fecunda e incansable labor docente y de investigación.

Partió a la Universidad de Munich (1964 - 1965), en Alemania, y luego a la Universidad Complutense de Madrid (1965 - 1967), donde obtiene el doctorado en filosofía gracias a un estudio sobre "La doctrina del bien en Platón". "Estudié un doctorado en Madrid, con el objeto de regresar a la caída de Franco. Pero como no cayó, se me hizo tarde y ya había pasado la edad tolerable para ejercer la docencia en Europa".

Por esas cosas del destino, Narvarte volvería a revivir su pasado. Hasta el año 1973, cuando asume el gobierno Salvador Allende, trabajó en el Pedagógico de la Universidad de Chile. "Había un clima muy politizado en la universidad y yo me mantuve al margen, pero sin dejar de opinar. Para mí el proyecto de Allende era muy torpe, muy poco inteligente; tenía en contra al capital, fundamental para mantener a flote a cualquier país, además del ejército en bloque, a los Estados Unidos y a la mayoría del país… era una revolución fracasada de antemano. Algo muy similar sucedió en España; me acuerdo de un discurso en el que los marxistas decían que esa república burguesa no les interesaba, que querían hacer la revolución... y llegó Franco. Creo que allá tampoco hubo talento político y cautela para aceptar el tan necesario afianzamiento de la república".

Por este motivo, aceptó gustoso la invitación para trabajar en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile. "Si bien fue una experiencia favorable, porque me encontré con una institución muy seriamente establecida, mis alumnos eran ingenieros, gente que no tenía la vocación filosófica". Aquí desarrolló una importante labor investigadora y de docencia. Dictó clases sobre Filosofía Antigua, Teoría del Conocimiento, Metafísica, Ética e Introducción a la Filosofía; como también ocupó diversos cargos académicos: fue miembro de la junta del Departamento de Estudios Humanísticos; director de Departamento; coordinador y responsable de la sección de Publicaciones; miembro de la Junta Central de Calificaciones de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, entre otros.

A la vez que cumplía su condición de docente se dedicaba a su verdadera pasión: los libros. Su último trabajo - el que pretende publicar en el segundo semestre del presente año- lo llamará: "Esquema de Filosofía". "En él recojo las ideas principales que he desarrollado a lo largo de mis cursos en la universidad. Ahora me falta sólo retocarlo".

Lejos de Euskadi

Con un dejo de amargura, este pensador reflexionó sobre el destierro, arguyendo que es un peso del que el ser humano no se desprende nunca. "La situación del hombre de exilio o del emigrante es mixta, por un lado es favorable y por el otro no. Allá en Euskadi me siento en gran medida en casa, pero también fuera de ella, porque no tengo cerca a todos los míos".

Si se conoce el talante y el pensamiento de este filósofo, inevitablemente saltará a la vista que uno de sus rasgos es su amor al País Vasco. Para Narvarte el pueblo vasco está dividido en tres fracciones, dos bajo la jurisdicción del estado español, la otra de Francia. Con una lengua hasta el momento en receso y una legislación distante con los valores y tradiciones del pueblo vasco. Sin embargo, al preguntarle sobre el futuro de su patria, se inclina por la perspectiva favorable. "La realidad nuestra es una pregunta, no una respuesta. Estoy de acuerdo con la propuesta del Lehendakari Ibarretxe sobre la autodeterminación. Yo me alegraría que el País Vasco se uniera y fuera reconocido como nación y que desde esa perspectiva fuera aceptado en una confederación de republicas europeas. Lo medular es la unión política del pueblo en un estado confederado. Tampoco digo que seamos completamente independientes, sino que se cree una especie de confederación dentro del conjunto de naciones europeas".

Su obra

La producción filosófica de Cástor Narvarte es extensa y variada, llena de rigor y claridad. Entre sus publicaciones filosóficas más relevantes se pueden mencionar: "Introducción a la Filosofía", (1958); "La Filosofía en Sócrates", (1958); "Origen y fases de la teoría de Platón de la esencia y la idea", (1958); "La doctrina del Bien en la filosofía de Platón", (1972); "Problemas de Método y Teoría", (1981); "Nihilismo y violencia", (1982); "El Teetetos de Platón", (1993); "Hacia la integración ontológica de la filosofía", (1994) y "Análisis de la situación, como categoría ontológica".

En el ámbito de la literatura, la historia y el ensayo, es digno de mencionar: "La hoz", (1962); "Los ojos del gavilán", (1975); "Ir a una estrella", (1984); "Perfil biográfico del Pueblo Vasco", (1991); "Ensayo Sobre patriotismo", (1992), y "La Memoria de un Pueblo" (1999). Como referencia histórica, el primer artículo que escribe lo llamó: "La obra de las generaciones: interpretación de la historia vasca", el que fue publicado en el periódico Euskadi, el año 1943.

Cabe destacar que obtuvo el Premio de Ensayo 1982 de la Ilustre Municipalidad de Santiago de Chile, por su trabajo "Nihilismo y violencia". Con posterioridad obtuvo una mención honrosa, gracias al estudio sobre el diálogo "Teetetos de Platón".

En su obra "Hacia la integración ontológica de la filosofía", se pueden advertir los aspectos fundamentales de su pensamiento. Lo hace desde una apertura metódica a la ontología, estudiando los temas universales, hasta llegar a las materias más específicas. Aquellos que afectan al individuo en particular: la conducta ética a partir de las diversas manifestaciones de la violencia.

La verdadera misión del filósofo para Castor Narvarte, "deberá estar dirigida y fundada en una actividad reflexiva, es decir, la especulación intelectual. La historia del pensamiento occidental nos indica que los períodos de mayor esplendor de la filosofía los podemos hallar justamente en el momento que los filósofos han asumido una perspectiva ontológica. La tarea del filósofo no consiste en una búsqueda aleatoria y total de cuanto le interesa, sino más bien en saber orientar rectamente su capacidad teórica".

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Los vascos: Precursores de la viticultura chilena

Palmira Oyanguren M.

La mayoría de las principales exportadoras chilenas de vinos tienen una historia de más de un siglo y están vinculadas a una tradición familiar. En 1830, como consecuencia de un acelerado desarrollo económico derivado de la minería, se formaron sólidas fortunas que dieron origen a una suerte de aristocracia chilena, en su mayoría vascos o descendientes de ellos. Esta clase adinerada buscó su prestigio, a través, de la producción de selectos vinos...

Cabe preguntarse por qué Chile, un pequeño país en el confín de Sudamérica, ha tenido en las últimas décadas una gran reputación nacional e internacional en la producción de vinos de alta calidad.

Además de las razones ecológicas que privilegian el territorio para el cultivo de la vid, existen fundamentos históricos que determinan tempranamente a Chile como un país con vocación vitivinícola. A partir de la segunda mitad del siglo XIX comienzan a utilizarse las cepas francesas, que reemplazarán gradualmente a la cepa País y se inicia el proceso de fundación de los grandes viñedos de la región central. Es aquí donde empieza la fuerte influencia de las familias vascas. Don Silvestre Ochagavía Echazarreta trae personalmente desde Francia, en 1851, las más destacadas variedades viníferas francesas, como el Cabernet Sauvignon, Cot (Malbec), Merlot, Pinot Noir, Sauvignon Blanc, Chardonnay, Semillón y Riesling. Aquella primera 'importación' constituye la actual base de la producción vitivinícola nacional. El mayor mérito de Ochagavía no fue sólo introducir las cepas en su propiedad de Talagante, sino también la contratación de enólogos franceses. La idea contagió a otros productores, y a finales de siglo había en Chile varios técnicos europeos.

Vascos unidos por el vino

A Silvestre Ochagavía se suman otros nombres los que, durante los siglos XIX y XX, se consolidaron como los precursores de la viticultura chilena del siglo XXI.

Pocos viñedos son tan antiguos como lo que ocupan actualmente la Viña Los Vascos. Ya en 1750, Miguel Echenique, había plantado vides en la región de Colchagua. Se trata de una de las familias fundadoras de la tradición vitivinícola chilena y ese sello determinará de manera inconfundible tanto el espíritu y el estilo de la viña, como la calidad de sus vinos. Si bien las siguientes generaciones explotaron las vides en esta tierra del Valle Central, sólo sería con los actuales propietarios cuando alcanzarían la reconocida excelencia que ostentan actualmente. Jorge Eyzaguirre y María Ignacia Echenique, a partir de 1978, imprimen a la viña un nuevo impulso modernizador, orientado específicamente a la obtención de vinos finos. Ya en 1987 los vinos de la Viña Los Vascos, se encuentran en los mercados internacionales alcanzando un creciente prestigio.

Por cosas del destino, Don José Tomás Urmeneta, luego de hallar una riquísima veta de cobre, se convirtió en el personaje más rico de Chile. El hombre de negocios compra la hacienda donde se formaría la Viña Urmeneta, en 1860. Se plantaron 115.000 cepas francesas, que producían vinos y aguardiente, lo que equivale aproximadamente a 50 hectáreas plantadas. La producción anual era de 2.000 a 3.000 arrobas de vino, más de 100 de chicha y 45 de aguardiente, que se vendían en Santiago y Valparaíso.

Otro vasco, Maximiano Errázuriz Valdivieso, hijo del tercer matrimonio de don Francisco Javier Errázuriz Aldunate y de Doña Rosario Valdivieso Zañartu se casa con Amalia, hija de don José Tomás Urmeneta. En 1870, siguiendo el ejemplo de su suegro, decide iniciar la plantación de viñedos en Panquehue, localidad ubicada al norte de Santiago, en el valle de Aconcagua. A diferencia de otras familias que formaron viñedos en las cercanías de Santiago, él prefiere un lugar más alejado de la capital, siguiendo su vocación de pionero. Don Maximiano alcanzó a plantar 300 hectáreas en Panquehue. Posteriormente, su hijo Rafael las aumentó a 700 hectáreas de cepajes finos, siendo la plantación de vides más extensa del mundo en manos de un sólo propietario. En 1883 se radica definitivamente en su fundo, junto a sus viñedos, hasta el fin de sus días. Luego su hijo, Rafael Errázuriz Urmeneta, seguiría la tradición de su padre.

Grandes vinos, grandes familias

Francisco Undurraga Vicuña, crea la Viña Undurraga, ubicada al final del valle del Maipo, vecina al pueblo de Talagante, en 1885, año en que don Francisco trae las primeras cepas desde Francia y Alemania. A diferencia de otros viñateros de la época, la fortuna de don Francisco no proviene de las riquezas de la plata o del salitre, sino de la agricultura, como su esposa, Ana Fernández Iñiguez, cuya familia poseía vastas tierras en la región. Como muchos notables de la época, don Francisco quiso también incursionar en la viticultura de cepas francesas imprimiendo un sello inconfundible a una de las viñas que, en la actualidad, se encuentran entre las más importantes del país. Desde el parque de la viña, diseñado por un arquitecto francés hasta el más mínimo detalle de las bodegas, construidas en 1890, obedecieron al mismo espíritu perfeccionista, esteticista, y aún obsesivo. Esto queda retratado en el largo viaje que don Francisco debió hacer desde Alemania trayendo en tubos de plomo, especialmente construidos para ese efecto y debidamente refrigerados, las cepas Reisling compradas en Coblemza, Colonia y Frankfurt. Ya en 1903, la Viña Undurraga realiza sus primeras exportaciones a los Estado Unidos, campo en el cual será una de las viñas pioneras.

Viña Errázuriz - Panquehue.

Hoy, luego de más de un siglo de historia, todas las viñas antes mencionadas siguen vigentes y marcando pautas. La Viña Errázuriz, aunque no pertenezca a la familia, sigue comercializando internacionalmente -con el apellido en la etiqueta-, vinos con un prestigio que ha logrado imponerse en los más exigentes mercados del mundo exportando más del 50% de su producción a Europa. Por su parte, la Viña Undurraga, siempre en manos de la familia, con 300 hectáreas de viñas propias -150 de las cuales se encuentran en la región de Talagante, y 150 en la región de Palmilla, Colchagua- se ha convertido en uno de los principales productores y exportadores del país. Pedro Undurraga construyó en sus plantaciones de vides una reproducción exacta del caserío familiar, al que llamó Peru Etxea. Pasados los años, se le dio el mismo nombre al cognac fabricado en sus bodegas.

Finalmente Viña Los Vascos, socia de Domaines Barons Rothschild (Chateau Lafite-Rothschild) de Francia, exporta la casi totalidad de su producción de dos millones de botellas anuales. Entre sus crecientes mercados destacan los Estados Unidos, Europa, países Asiáticos, además de buena parte de Sudamérica y México.

A mediados del siglo XIX, la filoxera barrió con todo el cepaje fino de Europa, mientras que Chile, por su ubicación geográfica, quedó exenta de dicho insecto. Esto permitió que las cepas traídas por aquellos vascos, volvieran al Viejo Continente para reconstruir las mutiladas vides, lo que los convirtió, sin ellos pensarlo, en los padres de las actuales finas cepas francesas.

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Margot Duhalde: Confesiones de una aviadora

Palmira Oyanguren M.

Como mitad indio y mitad vasco describe su carácter fuerte y decidido esta mujer que durante la Segunda Guerra Mundial surcó los cielos de Europa en más de cien tipos de aviones. Hoy a sus 82 años escudriña en su pasado sin dejar entrever el más mínimo sentimiento de nostalgia.

Cuando murió mi abuelo, quien era originario de Lohussoa, yo tendría unos nueve años. Era un vasco imponente que usaba unos tremendos bigotes y le gustaba hacer de sus relatos canciones. En Río Bueno, localidad donde nací, durante los años 30 los dueños de fundo tenían como costumbre, ocultándose en la oscuridad de la noche, correr los cercos que delimitaban las tierras. Y, además, bajo una impunidad descarada aprovechaban tan buena ocasión para llevarse algún animal de trofeo. Mi abuelo, quien tenía como vecino a un fiel practicante de esta antigua tradición, montaba su caballo y frente a la casa de aquel ladronzuelo, entonando bellas melodías, le decía alguna que otra verdad.

Fui criada en una familia sumamente tradicional. Mi padre era agricultor, un hombre de esfuerzo que debía mantener a una familia muy numerosa. La imagen que tengo de mamá grabada en la mente, es la de ella esperando a un hijo o dando de mamar a un bebé. Tuvo 12 retoños. Yo fui criada para seguir su mismo destino, sin embargo, mi devoción por volar y mis fuertes aires de independencia dispusieron lo contrario.

Los aviones que hacían el correo para la Línea Aérea Nacional volaban justo por encima de nuestras tierras. Comencé a obsesionarme por aquellas pequeñas sombras que pasaban sobre mí y que dejaban en mis oídos, como un eco, el singular ronroneo de sus pequeños motores. Quería verlos más de cerca. ¿Cómo? Me subía al techo de la antigua casona apañada de un par de anteojos larga vista regalado por mis padres; pensando ellos, claro, que era sólo simple curiosidad.

Finalmente ocurrió. Un avión cayó muy cerca de la casa en medio de un potrero debido a una emergencia; cuando me acerqué y lo pude tocar supe inmediatamente que quería ser aviadora. Por supuesto que todos pensaban que estaba loca, pero se me metió en la cabeza ser piloto y no hubo nada ni nadie que me lo impidiera.

Del colegio a la guerra

Durante la temporada escolar se trasladaba toda la prole a la casa de Santiago para que nosotros pudiéramos ir al colegio. Ya por esos años me puse firme con mi vocación y pedí la autorización de mis padres; no me la dieron hasta que cumplí los 16. Tengo que confesar que era la "regalona", lo que me facilitó mucho el camino.

Empecé a volar en el Club Aéreo de Chile. En ese entonces los instructores eran de la Fuerza Aérea y había muy pocos. La verdad es que me costó mucho encontrar a alguien que quisiera enseñarle a volar a una mujer, joven y medio campesina.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial yo ya era piloto civil. Sentí que debía ayudar en algo y sin dudarlo me presenté como voluntaria, primero en el consulado francés y luego al llamado de Charles De Gaulle para formar parte de su ejército libre.

Como era menor de edad tuve que inventar una pequeña historia para que me dejaran partir: "Me voy a Canadá como instructora", dije. Como mis padres no entendían nada de aviones, jamás se imaginaron que era imposible que con mi corta experiencia fuera instructora de vuelo. Aceptaron y comenzó mi aventura.

Zarpé desde el puerto de Valparaíso junto a otras trece personas. Una francesa que era enfermera, algunos chilenos y dos vascos jóvenes, muy buenos mozos, Juan Cotano y un tal Ibarra. Con los dos últimos me hice muy amiga. Como yo era bien inútil y no sabía hacer ninguna labor de tipo doméstica, ellos me planchaban, me lavaban la ropa… cariñosamente me pusieron el sobrenombre de "taruga".

Cuando llegamos a Londres me llevaron prisionera durante 5 días mientras investigaban mis antecedentes. Me acuerdo que llovía todo el tiempo, era el mes de mayo. Frente a la ventana de mi celda, sumamente aburrida, me maldecía por haber querido ser partícipe de aquella lejana guerra.

Aventuras y desventuras

La verdad es que los franceses del comité no sabían qué hacer conmigo. Confundieron mi nombre con el de Marcel, es decir, pensaron que era un hombre. Y como ellos no usaban pilotos mujeres, mi mala fortuna continuó. Tres largos meses pasaron, hasta que a alguien se le ocurrió la fantástica idea de mandarme a un pueblo para cumplir la aburridísima labor de ayudar a una francesa que tenía una casa de reposo para pilotos. Mientras desempeñaba mis tareas de empleada doméstica, recibí una carta de un subteniente francés. En ella me contaba que él había vivido en el sur de Chile y que me conocía por las publicaciones de los diarios cuando me recibí de piloto. "No pierdas el tiempo con los franceses, jamás vas a volar un avión de ellos", me dijo. Así que me arreglé para poder formar parte de la Air Transport Auxilary donde ocupaban mujeres para el transporte de aviones. Con mi carta de recomendación bajo el brazo y acompañada de otro piloto chileno, me presenté a los ingleses, y a señas nos hicimos entender. Inmediatamente nos chequearon en el aeródromo en un avión muy parecido al que yo solía volar.

Fue muy difícil. No dominaba el idioma por lo que todo se me hizo cuesta arriba. Logré que no me echaran y que me dieran el puesto de mecánico mientas aprendía los términos técnicos. Una vez superada esta prueba, me di el gusto de volar más de cien tipos de aviones, tanto cazas como bombarderos, y transporté más de mil. Tuvimos un entrenamiento bastante duro y el trabajo era riesgoso, porque no contábamos con la ayuda de la navegación, no volábamos con instrumental y teníamos que hacerlo con tiempos climáticos adversos.

Finalizada la guerra, permanecí en Inglaterra, pero trabajando para la Fuerza Aérea Francesa en una escuadrilla Spit Fire. Después me destinaron a África, en Marruecos; hice un curso de planeadores en Francia y fui en comisión a Sudamérica como oficial francés.

Terminado este recorrido volví a Chile. Aquí trabajé como piloto de una firma privada y luego en una compañía aérea chilena de pasajeros, en pequeños aviones bimotores. Después de esto fui a la Fuerza Aérea para desempeñarme como controlador de tránsito aéreo. Paralelamente hacía instrucción de vuelo en los clubes aéreos nacionales. Jubilé hace un año, más bien re jubilé, a los 81… y sigo volando en un Piper Dakota.

Amores y desamores

Casi como un experimento me casé; y no sólo una, sino tres veces. Para mis parejas fue muy difícil entenderme. Durante mis instrucciones de vuelo hubo veces en las que tuve que despegar de un minuto a otro, sin avisar, y en ocasiones no volvía a mi casa sino hasta el día siguiente. Por este motivo, además del machismo propio del chileno, mis relaciones no duraron más de tres años. De mi segunda experiencia fallida nació mi único hijo, el que prácticamente fue criado por la empleada de la casa. Con mis dos nietos también soy un desastre, además de vernos muy poco, porque ellos viven fuera de Santiago, es tanta la diferencia generacional que, la verdad, no nos entendemos mucho.

Hoy vivo en mi departamento acompañada por mi perra Maite, que es tan vieja como yo, y por mi joven gato. Cada vez que puedo me arranco y voy a la tierra de mis antepasados Lohussoa; o a Baiona donde todavía tengo familia con la que mantengo excelentes relaciones.

Margot Duhalde a sus 82 años sigue haciendo noticia en nuestro país. La Fuerza Aérea de Chile la homenajeó, en el marco del día Internacional de la Mujer, por ser la primera piloto de combate del país. En la ceremonia estuvieron presentes los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas, la ministra de Defensa y la ministra del Servicio Nacional de la Mujer. "No hay diferencia de vuelo entre un hombre y una mujer. Por el contrario, una mujer es más suave para manejar los equipos", señaló en la ocasión.

Además será editado próximamente, por dicha institución, un libro que relata las vivencias de Margot, como la mujer de mayor trayectoria en la historia de la aviación chilena.

Cabe destacar que durante el año 2002 partió a Francia en donde también fue homenajeada por su trabajo en la Fuerza Aérea Libre durante la II Guerra Mundial. En la invitación, firmada por el presidente galo, Jacques Chirac, le anunciaron que su unidad sería desmovilizada.

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Roberto Otaegui Echeverría, idazlea

"Nik uste dut genetika kontua dela. Euskadin oso fuerte sentitu nuen mendiaren indarra"

* Traducción al español del original en euskera

Palmira Oyanguren M.

Roberto Otaegui Echeverría idazle txiletarrak mila urtetik gora dituen tradizio bat darama bere bihotzean eta geneetan. "Sombras en el Tiempo" eleberrian, bere herenaitonaren historia kontatzen du. Beizaman jaioa (Gipuzkoa), abenturak eta desbenturak tarteko, munduaren azken lurmuturreraino joan zen...

Santiagotik ordu eta erdira dagoen Olmué herrixkan, mendiz eta lurrezko bidez inguratuta bizi da Kixotearen itxureko gizon hau, hain maite duen literatura lantzeko. Neguko egun euritsu bat da, eta, sutondoan, objektu arkeologiko prekolonbinoz inguratuta, bere arbasoen historia kontatzen ari zaigu.

Otaeguiren ustez, euskaldunak XVII eta XVIII. mendeetan iritsi ziren Txilera, eta Ilustrazioa ekarri zuten. Ez zeukaten konkistatzen hasteko asmorik, merkataritza lantzeko gogoa baizik. Beste alde batetik, emakume kreol aberatsekin ezkontzerakoan, aristokrata bilakatu ziren, eta Txileren independentziaren bultzatzaile ere bai. Horixe bera gertatu zen bere familian.

"Nire herenaitona, nire eleberri berriko pertsonaia nagusia, José Antonio de Otaegui y Mendizabal, Beizaman jaio zen 1765ean. Real Compañía Guipuzkoana de Caracas-ko kapitaina izan zen 1728tik 1785era. Konpainia hau Venezuelarekin aritzen zen lanean. "Nuestra Señora del Carmen", "Diamante" ezizeneko fragata baten jabea zen. Ez dakit zergatik, baina Txilera etorri, eta 1802an Josefa de Astaburuagarekin ezkondu zen. Emaztearen aita negoziogizon aberats bat zen, Valparaísotik gertu dagoen Laguna Verderen jabea. Lau seme izan zituzten, eta 1815ean Liman hil zen".

Bere bigarren abizenak ere, Echeverríak alegia, badu historiarik.

"Aragón abizena zuen Konkistako kapitain bati lur eremu zabal bat eman zioten Romeral-en, Olmuétik gertu, Arauco-ko Gerran borrokatu izanagatik. Nire herenaitona, Echeverría, lur haietan azaldu, eta Aragónen alabarekin ezkondu zen. Emazteak zeukan anaia bakarra apaiza zenez, honek, hildakoan, zeukan guztia arrebari utzi zion, eta beraz, senar-emazteak ia probintzia osoaren jabe bihurtu ziren. Hauen biloba, nire herenaitona, José Joaquín Echeverría, espainiarren aurka borrokatu zen Independentziaren gerran, eta preso hartu eta Callao-ra eraman zuten, Perura. Orduan, Txileren askatzaileak, Bernardo O’Higgins-ek, koronel espainiar batekin presoak trukatzea erabaki zuen, eta horri esker bere herrira itzuli zen. Echeverría Peruko abertzaleekin adiskidetu zen, eta hauek Callaoko planoak eman zizkioten gero San Martínek inbaditzerakoan erabiltzeko. Non ezkutatuko, eta oinetakoetan!... Euskaldunok beti egon gara hamaika iskanbilatan sartuta".

-Noiz hasi zinen literaturan murgiltzen?

Nire lehenengo eleberria 15 urterekin idatzi nuen. Pertsonaia nagusia errusiar bat zen, niri Dostoievski ikaragarri gustatzen zaidalako. Eleberriko gazte hau oso alkoholzalea zen, baina ez zuen vodkarik edaten. Garai hartan zaldun errusiarrek ere ez zuten edaten; hori mujik-ek egiten zuten. Berak Kefir edaten zuen. Nire lagunek, eleberriko orri batzuk irakurri zituztenean, diru pixka bat bildu eta afari bat antolatu zuten nire urtebetetzea ospatzeko. Baina baldintza bat jarri zidaten: edari hori bakarrik edatea, edari nazkagarri, gozo eta alkoholiko hura. Ze nazka! Hirugarren tragoa eman nuenerako etxera besotan eraman behar izan ninduten. Eta liburua erre egin zuten, antialkoholismoaren omenez.

Eskolatik ateratakoan, nekazarien seme hau arkitektura ikasten hasi zen, baina ikasketak utzi eta ardoak saltzen hasi zen, dirua lortzeko.

"Hegoaldera joaten nintzen, han kontaktuak eta bazkide bat neuzkalako. Eta hortik bizi nintzen. Gero, politikaren munduan sartu nintzen. Diru dezente irabazi nuen ardoen kontuarekin. Hori bai, orain baino gutxiago edaten nuen, bestela oso gaizki ibiliko nintzatekeen".

-Nola igaro zinen merkataritzatik politikara?

Alderdi sozialista batean militatzen nuen, eta gainera oso laguna nuen Carlos Ibañez Errepublikako presidentearen semea. Haren aldeko zerrenda batean, diputatu izateko hautagai izan nintzen. Presidenteak esan zidan: "Roberto, zu ez zara politikaria, zu idazlea zara. Zoaz Espainiara, nire semearekin egoteko". Nik baiezkoa eman nion, baina baldintza batekin: kontsulatuan posturik baxuena ematea. Eta, horrela, hirugarren idazkari postua eman zidan.

Bost urte eman zituen Madrilen kontsul modura; aukera aparta bere erroetara itzultzeko.

-Zein izan zen Euskadi ezagutu zenuenean jaso zenuen lehen inpresioa?

Etxera itzuli nintzela sentitu nuen. Otaeguitarrek Beizaman zeukaten baserria ezagutu nuen. Orain ez da nire familiarena, baina zaintzaileek, jator askoak, ikusten utzi zidaten. Buruan neukan gauza bera topatu nuen. Horrek zerbait esan nahi du. Genetika deitzen diote orain, ezta? Nik hiru zakur dauzkat. Bada, beren gurasoak hilda dauden arren, haien akats eta bertute berberak dauzkate. Nik uste dut genetika kontua dela. Euskadin oso fuerte sentitu nuen mendiaren indarra. Txilen, idazten aritzeko herrixka txiki batera joatea erabaki nuenean, lehenik eta behin itsasaldera joatea pentsatu nuen. Asko gustatzen zaizkit itsasoaren inguruko eleberriak, herenaitona itsasgizona nuelako, baina itsasoaren monotoniak larritasuna sortzen zidan, eta ez zen hori nik bilatzen nuena. Orduan, mendialdera jo nuen. Paisaia honek Euskal Herriko mendien antza handia du. Gu ere, azken batean, mendizaleak gara: isiltasuna eta lasaitasuna bilatzen ditugu.

Berriz ere Txilen

70eko hamarkadan, Salvador Allende presidenteak Txilera itzultzea eskatu zion, bere Protokolo Zuzendari izateko. Hiru urte geroago, Kolpe Militarra gertatu zenean, paradoxikoki eskuindarra zen lagun baten etxean ezkutatu zen, eta bere burua arriskutik kanpo ikusitakoan, Olmué-ra jo zuen. Hantxe bizi da gaur egun bere bigarren emaztearekin batera. Bi aldiz ezkondu eta 9 seme-alaba eduki ostean, idazle honek mendi aldera bizitzera joatea erabaki zuen, hango lasaitasuna dastatzera. Gertutik jarraitzen du Euskal Herriak bizi duen egoera politikoa.

"Nik gaur egungo politikari buruz daukadan iritzia da latinoamerika gezur handi bat dela. Dena den, mundua egiaren bila dabil. Ikusi zer geratu den Errusiarekin. Lehen, mundu guztia bere esanetara zeukan inperio bat zen, baina orain herrialde desberdinak ari dira sortzen. Lehen politika zen beren arteko lotura bakarra. Finean, gobernu mundial baterantz goaz. Herrialde handiak desegiten joango dira, Europa bezala. Herrialde bat bihurtzen ari da, baina batzen joango diren eskualdeak ez dira izango, esate baterako, Italia eta abar, baizik eta Napoles, Sizilia... herrien Europa izango da. Europar Batasunari buruz hitz egiten hasi zirenean, barregura sartzen zitzaidan. Egunkari espainiar batean karikatura bat azaldu zen, bi gizon urrutira begira zeudela, eta batak besteari zera esaten ziola: Hara, azkenean denok elkarrekin egongo gara! Bai, erantzuten dio besteak, ze poza... Txarrena da aldamenean daukagun herrialde nazkagarriarekin elkartu beharko dugula!".

Roberto Otaegui

Roberto Otaegui gizakiaren handitasun eta miserien narratzaile bikaina dugu, eta literatur estilo desberdinez baliatu da horretarako; eleberri historikoaz, ipuinaz eta eleberriaz hain zuzen ere. Horietan guztietan argi utzi du Txileko letretako figura handietako bat dela. Txilen eta atzerrian lortu dituen sariak horren lekuko.

1998an argitaratu zuen azken eleberria, "Las Indias de Caín", Konkista garaian dago girotuta, eta Otaeguik Amerikaren Kolonizazioari buruz idatzi asmo duen trilogiako bigarren liburua da. 1957an idatzi zuen lehenengoa, "Donde se Pone el Sol", Aurkikuntzari buruzkoa. Lan honi esker Pedro Antonio Alarcón saria irabazi zuen Espainian. Hirugarrena idaztea falta zaio orain. Hispaniarrak amerikar kontinentean nola errotu diren azalduko du bertan. 1965ean, "La Eternidad no es mía" argitaratu zuen, eta Santiagoko Udalak antolatzen dituen Juegos Literarios Gabriela Mistral-eko lehenengo saria eskuratu zuen.

"Del Mundo Interior" izeneko ipuin bilduma bat izan zen argitara eman zuen lehenengo lana, 1952an. Gero, "Cinco Historias Diplomáticas" eta "Tu Sangre Pertenece a los Dioses" idatzi zituen. Azken hau gizakiek jainkoei zuzentzen dizkieten sakrifizioez mintzo da, eta, egilearen iritzian, hauxe da inoiz idatzi duen lanik onena.

Euskonews

Gabriel Uribarri: "La vida duele"

Palmira Oyanguren M.

Este artista de apariencia imponente y mirada profunda maneja una sensibilidad que bordea la angustia. Su obra es fruto de un verdadero desgarro del ser y pareciera que en ello, efectivamente, se le fuera la vida…

A sus 47 este profesor universitario relata siempre la misma historia a sus alumnos: "Cuando llegué a la Escuela de Arte de la Universidad de Chile y pasé por primera vez bajo su puerta, en el año 1986, dije "quiero ser famoso". Si bien esto suena de una ingenuidad importante cada vez que puedo se lo repito a los más jóvenes. Al poco tiempo aterricé y me di cuenta que los artistas éramos marginales y que lo de la fama era sólo una calabaza vacía, una cáscara. Desde ese minuto comencé internamente a levantar un andamio de conocimientos y de sensibilidades".

Gabriel Uribarri reconoce que su trabajo artístico es autobiográfico. "Nací el 27 de septiembre de 1956 y llegué acunado por los árboles, tierra y plantas de la parcela de mis padres. Siempre me he considerado muy campesino, soy un tipo bastante tosco y con una gran sensibilidad por la naturaleza. Además, pienso que mi infancia también marcó mi ideología, con una preocupación por las personas más necesitadas o por aquellos que sufren. Esto se ve también en mi arte".

En su casa nunca abundó el dinero, por lo que la imaginación jugó un rol importante. "Con mis hermanos construíamos nuestros propios juguetes. Las ramas, las piedras, el barro, eran nuestras materias primas para crear un imaginario. Un día éramos indios y nos pintábamos el cuerpo, nos poníamos plumas y nos colgábamos de los árboles a unas alturas increíbles… fueron momentos inolvidables". Su abuelo paterno ayudó a marcar en él esta capacidad de alejarse de la razón y de acercarse a los imposibles. "Mi abuelo paterno, Ignacio Uribarri, nació en Bilbao, específicamente en Getxo. Era un hombre inmenso de 1.90 cm., pero de una bondad y transparencia espectaculares. Producto del "mayorazgo" y del servicio militar, que en aquel entonces debían hacer en África, decidió buscar su destino en América y llegó hasta Bolivia. Allí conoció a mi abuela - una boliviana con rasgos indígenas y de apellido vasco- con quien partiría a Chile algunos años después. Me acuerdo que nos contaba a mí y a mis hermanos unas historias increíbles, algunas de las cuales, me imagino, habrán sido inventadas o noveladas".

Despertar del alma

Al terminar su educación básica en colegios fiscales gratuitos tomó la decisión de entrar a la universidad. "Salí del colegio con una desorientación muy grande y estudié Ingeniería en Minas en Copiapó. No me fue bien y al poco tiempo me echaron, pero comenzó a picarme el bichito del arte con los ramos de dibujo y mineralogía, aquí aparecieron mis primeros rasgos estéticos".

Su segundo intento en la universidad fue más auspicioso y se tituló de Técnico Textil. "Poco tiempo tuvo que pasar para darme cuenta que yo no podía estar encerrado en una industria. Son verdaderas cárceles humanas, con trabajadores que hacen tres turnos durante toda su vida para finalmente salir con unos pocos pesos y reventados".

Un hecho externo lo ayudó a tomar una de las decisiones más importantes de su vida. Durante la crisis económica de los años 80 muchas de las empresas textiles de nuestro país tuvieron que cerrar sus puertas. "Un día lluvioso de invierno iba en un bus de la locomoción colectiva convertido en un zombi. Nunca se me va a olvidar, estaba sumido en una amargura terrible. En ese minuto dije ¡esto se acabó!, voy a estudiar lo que verdaderamente me haga feliz".

Luego de cursar su primer año de carrera en la escuela de arte, optó por la especialidad de grabado. Si bien le interesaba de sobremanera la escultura se vio un poco forzado a elegir aquella formación que no fuera tan costosa. "No me arrepiento, porque gracias a eso aprendí a amar el dibujo. Igual hice de forma paralela esculturas en fundición, por lo que también me formé como un escultor".

Cuando regresó de la Universidad un profesor lo invitó para que fuese ayudante de dibujo y fotografía. Luego concursó y aprobó para ser ayudante oficial de las dos áreas. Finalmente, hace ya tres o cuatro años, su esfuerzo y calidad fueron reconocidos convirtiéndose en profesor titular de ambos ramos.

Actualmente es profesor de dibujo en segundo y cuarto año de la Universidad de Chile; profesor de fotografía en el Instituto Arco; y profesor en la Universidad del Pacífico.

Dolor y soledad

Además de su trabajo académico, Uribarri llena su vida con la creación. Los grandes lineamientos de su trabajo artístico tienen que ver con la soledad y el dolor. La soledad entendida como carencia de apoyo y afectos, y el dolor englobado en su doble dimensión: física y espiritual. "Yo me considero un existencialista. La vida me duele, tanto por lo que me hacen o dicen, como por lo que yo hago o digo a los demás".

"Mi exposición de autorretratos tuvo que ver con la imagen externa que las personas tienen de mí. El mundo veía un hombre grande, con una cara un poco prepotente, como un ogro, con ojos demasiado expresivos, con una severidad al hablar. Una imagen que asustaba. Y por otra parte, yo me sentía totalmente al revés, delgado, pequeño, amoroso, tierno…".

"Uno de mis últimos trabajo se llama: Material de Residuo y Espacios Marginales. Yo soy un espacio marginal como ser humano y también como artista. Soy un solitario y estoy al margen de un circuito de arte, de una relación social artística".

"Estas fotos son colas de diapositivas las que manipulo en el computador y las imprimo en grandes formatos. La idea es mostrar cómo un material que en lo cotidiano se deshecha, se rescata y se convierte en un eventual paisaje, dividido por un horizonte que inspira soledad y tranquilidad".

"Mi idea es pasar los últimos días de mi vida en una casa en altura frente al mar. Es muy bonito pensar que de ser vertical finalmente quedaré tendido en el horizonte, y me hundiré en él hasta desaparecer fundido en la naturaleza".

"Este trabajo es la segunda parte de mi autorretrato. Pretendo hacer una instalación con estas fotografías donde quiero expresar tres etapas de reflexión. La primera se refiere a la piel como el lugar donde queda depositada nuestra experiencia. El tiempo deja una suerte de huella sobre el cuerpo y esta es una marca con dolor.

La segunda etapa consiste en mostrar una fotografía que tengo de pequeño, para evidenciar que es aquel inocente quien hoy expone su piel. Y en la tercera lectura, pretendo insertar una frase en una larga línea esculpida, que puede decir algo como: "Madre por qué me has abandonado"; por mi educación mariana y por la reciente muerte de mi madre.

El título tentativo de la muestra es: "Pido perdón", no podría irme de esta vida sin pedir perdón a todos las personas que he hecho sufrir. Pedir perdón también es doloroso".

"Mi tercer proyecto es la exposición de 15 años de registros de muros en distintos pueblos y ciudades, donde rescato zonas o detalles que quedan en ellos. Los muros al igual que la piel nos cuentan el devenir y el desgarro de una ciudad".

"Mis esculturas son todas figuras solas, muy largas y delgadas, que miran hacia el horizonte con una suerte de ensimismamiento". "El trabajo de Chillida y Oteiza han llamado siempre mi atención, ellos son unos de mis escultores favoritos.

Por otra parte, el arte del paleolítico y neolítico vasco me parece alucinante. Aquellas creencias ancestrales en estrecho vínculo con la naturaleza creo que han influenciado fuertemente al vasco y al artista vasco, hasta el día de hoy".